jueves, 4 de diciembre de 2014

Mi experiencia de voluntariado: Camboya, un sueño

Esta experiencia como voluntaria nació del sueño de hacer algo que creía justo; de la ilusión de conocer otras realidades, de aprender, compartir y transmitir lo aprendido. Después de algunos voluntariados nacionales, creí que era el momento de ir más allá, de recibir una buena dosis de realidad  diferente a la que vemos día a día y sobre todo, de aprender.

Después de un curso de formación en la ONGD Madreselva, en el que nos dieron formación en primeros auxilios, salud, cooperación, resolución de conflictos, talleres, habilidades sociales, etc. llegó el momento de elegir destino y proyecto. Se habló de muchos interesantes pero ninguno por el que me hubiera decantado sin dudar…Y de pronto apareció Camboya como nueva posibilidad. No sé si al resto de voluntarios les pasó algo parecido con sus elecciones pero yo sentí una conexión brutal con este lugar y con este proyecto desde el primer segundo, y cuando llegué entendí por qué.
Después de un viaje agotador de 26 horas y cuatro aviones distintos, Sister Gema me recogió en el aeropuerto de la capital, Phnom Penh, aún lejos de la ciudad en la que iba a vivir, Battambang.

Cuando por fin llegamos al centro estaban todas las niñas y las hermanas esperando en el porche. El recibimiento fue emocionante. Esa misma noche tuve la oportunidad de dirigirme a todas ellas (con ayuda de una de las hermanas que traducía) y contarles las ganas que tenía de estar aquí, las ganas que tenía de aprender de ellas y de enseñarles todo lo que pudiese, y las sensaciones tan buenas que había tenido desde el primer momento que puse un pie en la casa. Me hicieron sentir en familia desde el minuto uno, sin hablar el mismo idioma y sin habernos visto nunca antes. La hermanas también me acogieron como si fuese una más en la comunidad.

Mis funciones principales aquí son: enseñar inglés, baile y voleibol; encargarme de las fotos cuando vamos a visitar a las familias de las chicas (cosa que hacemos casi todos los sábados); enseñar un poquito de inglés a través de bailes y canciones en algunas escuelas infantiles; y ayudar con algunas traducciones. ¡Me encanta mi trabajo!

Llevo cerca de dos meses aquí y aunque se han pasado volando han sido intensísimos. La sensación que tengo es de estar completamente en otra realidad, diría que hasta en otra vida. Lo que creía imprescindible allí aquí ha perdido toda la importancia. Mis preocupaciones, miedos y prioridades han cambiado radicalmente. Diría que la vida aquí no puede ser más bonita, lo que no significa que la realidad lo sea, sino que cada cosa que se hace tiene sentido; el tiempo y la energía están perfectamente invertidos. El sentido de familia, de compañerismo y de generosidad van mucho más allá de lo que conocemos allí, o por lo menos de lo que yo había experimentado.

Por supuesto que también hay dificultades. El idioma puede ser una barrera muy grande y puede llegar a ser frustrante no ser capaz de comunicar más. En seguida empecé a conocer más a las chicas y sus historias, a cogerlas cariño y a preocuparme por ellas. Las siento de alguna forma como mis hermanas pequeñas, las quiero y me preocupa que estén bien. Cuando veo a alguna un poco más triste o seria de lo normal, daría lo que fuera por hablar su mismo idioma para poder pasar de las conversaciones superficiales que podemos tener en inglés o las nulas que podemos tener en khmer, que por cierto es súper difícil. 

Sin duda una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido lo divertida que puede ser la vida con hermanas. No es que tuviera prejuicios porque realmente conocía poco acerca de lo que era la actividad diaria que ellas hacían aquí, pero nunca imaginé que iba a pasármelo tan bien con ellas. Creo que he tenido muchísima suerte con la comunidad en la que he ido caer, son divertidísimas y me hacen sentir en familia en todo momento.

En estos dos meses he tenido la oportunidad de conocer realidades muy distintas, algunas bastante duras; de compartir, divertirme, aprender y abrir mi mente; de pasar tiempo sola y conocerme mejor; de sentir muchísimo amor, más del que había imaginado; de sorprenderme y emocionarme; de enseñar alguna cosilla; de conocer a gente extraordinaria… Y sobre todo, después de estos dos meses puedo decir, que creo cada día más en las personas que trabajan por amor. Me parece un trabajo puro y no puedo describir lo feliz que me hace estar formando parte de eso.


Aún me queda mucha experiencia por delante pero sé que ya ha cambiado algo en mí. Animaría a cualquier persona a vivir algo parecido.

Gracias Madreselva por la genial formación y por la seguridad que dais a vuestros voluntarios. Y gracias Cristina por el apoyo incondicional.



Un abrazo fuerte desde Camboya!

Chum Rieb Lie!! (Adiós!!)

Sara Clabo




Podéis seguir a Sara en su blog: http://diariodeunavoluntaria.blogspot.es/

viernes, 29 de agosto de 2014

Feliz, llena de energía, llena de Luz. Nur en Estelí (Nicaragua)


Mi nombre es Nur, vine al Centro Sor María Romero en Estelí, Nicaragua por tres meses y me parece mentira que en 2 días tenga que estar haciendo el macuto y despidiéndome de mis 8 monas, como las llamo yo.

Estoy en un hogar de niñas, también hay una escuela y un comedor.

Nur con parte de «sus monas»
Nur con alguna de «sus monas»
Hay ocho niñas internas y vienen cuatro semi internas, es decir, vienen después del colegio, comen aquí, pasan la tarde pero ya cenan y duermen en su casa. Las internas viven aquí de lunes a viernes, el fin de semana se van a sus casas. Sí, tienen casas y familias. ¿Que por qué están aquí? Tienen muy pocos recursos, las casas son extremadamente pobres, lejos de la escuela y algunas veces no es el ambiente más propicio para que una niña crezca.

Ninguna de mis niñas tiene papá, solo tienen una mamá que es la que sustenta todo junto a la abuela muchas veces y algunas mamás no encuentran trabajo, así que os podéis imaginar.

Mis ocho monas:

No sé ni como voy a poder decirlas adiós, tres meses parece mucho pero no es NADA.

Son alegres, cariñosas, algo caprichosas, perezosas, inteligentes, preciosas, a veces ariscas, otras mimosas. Presumidas, les encanta la ropa bonita desde a la más pequeña hasta la más mayor. Os puede parecer un dato insignificante, pero creerme le dan una importancia a los modelitos de cada mañana tanto suyos como de la voluntaria!! Yo vine con pantalones cómodos para poder manchar y jugar y en qué hora, si por ellas fueran ¡tendría que haber venido con vestidos y tacones!

Si mezcláis todas esas cualidades que os he nombrado en distintas cantidades el resultado son mis ocho monas.

Algo que me ha llamado sumamente la atención es la generosidad que desbordan estas niñas. No tienen nada pero todo te lo dan.

Las hermanas:

Son tres. Tres maravillosas hermanas, cada una de ellas imprescindible.

En mi vida no he tenido mucho contacto con monjas y he de decir que me han robado el corazón, no solo mis tres monjitas. He tenido la suerte de conocer a otras hermanas y me han tratado muy bien, me han abierto la puerta de sus casas, me han cuidado y me han mimado sin conocerme, todo un placer la verdad.

La directora, Sor Emilce, es la mujer con más bondad que he conocido nunca (después de mi madre claro). Es lindísimo ver cómo trata a los niños.

Sor Anita es la administradora, hace su trabajo como nadie y es muy buena también.

Sor Liliana es la asistente de las niñas, con la que más tiempo he estado. Es genial, toca la guitarra, hablamos de política, vemos los partidos de fútbol juntas. Le toca lidiar con las ocho monas todo el día, cosa que no es nada fácil.

Las tres han sido un gran apoyo y han hecho que me sienta como en casa desde el primer día.

La escuela y el comedor:

Son niños muy difíciles, las situaciones en casa son muy diferentes de las que estamos habituados nosotros. Tienen una carga familiar y una mochila de problemas que descargan cuando vienen a la escuela.

Cuando llegue me asusté y todo, jugaban súper brusco, se tiraban al suelo, se daban patadas…bueno, el recreo era una guerrilla… nada que ver ahora, alucinante como ha cambiado el recreo desde que llegué ¡hay paz!

Sor Emilce ha tenido que ver mucho con esto, ella les habla siempre con mucho amor y cariño, lejos de las regañinas, castigos y gritos que solemos estar acostumbrados en España. Habrá muchos que no confíen en este método pero os aseguro que funciona.

Nicaragua:

Es un país muy pobre en lo que a infraestructuras se refiere. Las casas de las niñas son de madera, con agujeros, suelo de barro. En Estelí llueve mucho (aunque ahora mismo Nicaragua entero está pasando por una sequía terrible lo cual está encareciendo el frijol y el arroz, dieta básica de esta tierra de lagos y volcanes). Cuando llueve, entra el agua por los agujeros y se moja el suelo de barro… Aquello es un barrizal como os podéis imaginar. Los tejados son de zinc. No todas las casas son así, como en todos los sitios, hay gente con más pobreza, gente con no tanta pobreza y gente con dinero.

Nicaragua es un país rico en paisajes, rico en sabores y lo mejor que tiene es su gente.

Yo en Nicaragua con las ocho monas, con los niños de la escuela y con las hermanas:

FELIZ, LLENA DE ENERGÍA, LLENA DE LUZ.

Paso el día a día con las niñas, las despierto a las 6 de la mañana y las acuesto a las 8 y media de la noche. Unas estudian por la mañana y otras por la tarde, hacemos tareas, oficios, talleres y este último mes hemos estado viendo películas por las noches si se portaban bien. Voy a volver con un máster de películas Disney de princesas…

La verdad es que invito a todo el mundo a vivir una experiencia en este hogar, eso sí, si venís que sea por más de tres meses… porque estas niñas enamoran.

Dejo un pedacito de mí aquí y me llevo una mochila llena de recuerdos, nostalgia, amor, sonrisas, luz, energía y ganas, muchas ganas de todo y más.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Mi experiencia en Bacólod (Filipinas)

He regresado de mis cuarenta y cinco días en filipinas. La experiencia ha sido increíble. Al ser mi primer voluntariado no estaba seguro de cómo sería y me ha sobrecogido mucho más de lo que esperaba.
Estuve principalmente en la ciudad de Bacólod, en el purok de Handumanan, Isla de Negros, siendo acogido por las Siervas de María, estas me acompañaron a algunos otros lugares, como la región de Iloilo, donde las hermanas desarrollaron un proyecto de reconstrucción de viviendas para personas afectadas por el tifón Yolanda. 

Mi trabajo principal fue el de realizar un informe de la clínica en la que trabajan las hermanas. Esto lo hacía por las mañanas, mientras que por las tardes daba clase de español, acompañaba a la compra o directamente descansaba. Por lo que mis condiciones de trabajo fueron bastante buenas. 

En cuanto a la experiencia cultural, Filipinas es una región con mucha diversidad, Tanto de religión como de etnias e influencias. Formado por más de siete mil islas, este archipiélago ha sido poblado por africanos, indonesios, chinos, españoles, y finalmente americanos y japoneses. Recibiendo un fuerte impacto cultural de todos estos pueblos. En cuanto a la religión hay mucha variedad también, romanos católicos, protestantes filipinos, mormones, Testigos de Jeova, Bautistas, islamistas… Siendo bastante común el reconocer sin avergonzarse que religión se practica. Lo que más llama la atención es que el índice de ateísmo roza el cero por ciento. Todo el mundo cree en algo. 

A pesar de todas estas cosas buenas, también hay que decir que el nivel de
pobreza es demasiado alto. Hay zonas con muy poca higiene y muchas enfermedades. Habiendo trabajado en una clínica he visto cosas bastante chocantes y tristes. Por eso considero que la ayuda que se ofrezca es muy importante y bien necesaria.

La gente en Bacólod es muy agradable, siempre están sonrientes, son amables y algo tímidos, pero les encanta cantar y bailar. Conmigo fueron siempre muy cariñosos, conocí a mucha gente entre los cuales a un gran número ahora los considero amigos. Esto ha hecho que mi experiencia como tal haya merecido mucho la pena, y de todo corazón recomiendo a futuros voluntarios que hagan el largo viaje hasta esta encantadora y lejana zona del mundo. 

Juan V.

jueves, 7 de agosto de 2014

Mi primera semana en Keela Eral

Hola a todos!

Ya ha pasado casi una semana desde que llegamos Stefania y yo a Keela Eral, y parece que fuera un mes... Esto es más tranquilo de lo que esperaba, estamos en un recinto grande en mitad de la carretera a unos 10 km del pueblo llamado Keela Eral. Convivimos con jóvenes de 16-18 años que estudian internas, con las 6 monjas salesianas, con 8 aspirantes a salesianas de 17 años; y al lado está la residencia de chicos, la universidad y casa de los curas. Nuestra habitación está debajo de las habitaciones de las chicas, en una puerta que da directamente a la calle. Detrás de nuestra casa está el colegio de infantil y primaria, a donde llegan autobuses todos los días cargados de niños y niñas con uniforme azul.

Y ¿qué estamos haciendo Stefania y yo? Pues por el momento adaptarnos y colaborar en todo lo que podamos. Lo que más les interesa es que hablemos mucho con los niños en inglés en el colegio de las salesianas, con las chicas internas, con las candidatas a Salesianas... Esta semana hemos estado con los niños de infantil, porque los de primaria están de exámenes hasta finales de agosto. Mañana domingo por la tarde tienen oratorio y también estaremos con ellos jugando a lo que haga falta. Los niños son tan niños como en todas partes, nos mirar, nos preguntan, nos sonríen, quieren jugar con nosotras, a algunos les da vergüenza, otros sólo quieren que estemos con ellos y no con los demás, los mayores buscan llamar la atención y se ponen a hacer el tonto, algunas quieren ser nuestras amigas y saber todo sobre nosotras... Nos preguntan a diario si nos acordamos de sus nombres, nombres como Magesh, Ganesh, Pavi, Madu, Anita, los acortan para que seamos capaces de pronunciarlos, porque si no sería algo como Pavidukharam, me lo estoy inventando, pero os podéis hacer una idea :P 

Hoy, aunque era sábado han venido también los niños al cole, porque los sábados tienen actividades extraescolares: kárate, yoga, bailes tradicionales y refuerzo. Además están preparando el día de puertas abiertas y la hermana Queen, que es la directora nos pidió que les enseñáramos algún baile a los pequeños para que lo hicieran. 

Como podéis imaginar ya saben que bailo, los primeros días les estuve enseñando canciones con juegos de palmas de las que aprendí en el curso de Orff hace dos semanas y ayer les hice una mini demostración a las hermanas después de cenar, de cómo es la danza española (con castañuelas, mantón de los chinos y zapatos de tacón incluidos, todo muy tipical spanish) y después ellas nos bailaron un poco de danza "Barathanatiam", la danza típica de esta zona Tamil nadu, y que según estudié en Historia de la danza, ¡se piensa que puede ser el origen del Flamenco! Al final todo está relacionado. En cuanto pueda las grabaré y si puedo aprenderé un poco.

Lo mejor para mí hasta ahora es ver los ojos sonrientes de niños, jóvenes y mayores, las risas, también con las hermanas. No se si os he dicho que aquí las salesianas visten con un sari color crema, y tienen muy buen humor. También me ha encantado ver, como en Etiopía, que el "sueño de Don Bosco" se ha hecho realidad, que hay muchos niños alegres que están teniendo oportunidad de aprender, de soñar, de jugar, de crecer sanos y felices. Niños que estando muy lejos de Europa saben perféctamente que hubo un cura jóven llamado Juan Bosco y una mujer llamada María Mazarello, que vivían en Italia y que dedicaron su vida a mejorar la vida de los jóvenes. Rezan todos los días a María Auxiliadora, la misma a la que he rezado yo de desde pequeña... y al final el idioma es lo de menos, porque lo que estamos diciendo es mucho más que sonidos que se unen formando palabras. Espero que me entendáis aunque no lo compartáis, para mí esto es muy bonito, y me alegra mucho conocer y formar parte de esta familia Salesiana y Cristiana y en definitiva Humana, porque lo de menos es el nombre, lo bonito es lo que se está consiguiendo gracias a personas que han tenido sueños, y que han decidido vivir amando cada día todo lo que puedan.

Un detalle que me ha gustado mucho es ver a mujeres conduciendo motos y algunas también coche, con su sari o con el churi y los leggins, parece que las cosas están cambiando. Mantienen su forma de vestir, sus tradiciones, su cultura, pero eso no quita para que se sumen a la era tecnológica, y tengan su móvil, ordenador, internet...

Por supuesto no todo es perfecto ni color de rosa, hace un calor infernal tooodo
el día, vamos con la botella de agua a todos los lados. Las hermanas no dejan de recordarnos que bebamos "plenty of water". Hay momentos en los que la gente habla en Tamil y no les entendemos, aunque vamos aprendiendo alguna frase. Y hay gestos o diferencias que a veces tampoco entendemos, así que nos esforzamos en tener paciencia y no juzgar, sino procurar comprender, siempre desde el respeto.

Me da pena también no poder pasear por el pueblo y zambullirme un poco más en la vida de la India, para ir a cualquier sitio hay que coger el coche... Pero estamos planeando alguna salida. 

Ayer fuimos de compras y pudimos pasear por la ciudad y arriesgar la vida cruzando las calles abarrotadas de motos, coches, bicicletas y gente por todos los lados. Calles polvorientas y repletas de tiendas estrechas de dos pisos con trastos colgados a la puerta. Compramos un churi, que es lo que llevan aquí todas las chicas con leggins debajo, y ahora todos nos dicen cuando nos ven que estamos mucho más guapas que con nuestra ropa de antes.

¡Y un abrazo muy fuerte a tod@s y cada un@!
Besos desde Keela Eral

Bea

miércoles, 16 de julio de 2014

Un río de cláxones

En ciertos países los cláxones de los coches no sirven para expresar peligro o protesta. No tienen ningún significado concreto, de hecho. Más bien cumplen una función fática. Algo así como “estoy aquí, te he visto y espero que me hayas visto porque las señales de tráfico son claramente insuficientes”. Los cláxones sólo constata que existe un canal de comunicación y por eso, su murmullo, compuesto de brevísimos pitidos, es constante: como los carraspeos en una conversación, como los “ahá” o las risas aprobatorias. 

Cebú es una isla alargada recorrida por un largo río de cláxones-carraspeo. La carretera principal une su mayor ciudad, Cebu City,  con los extremos septentrional y meridional de la isla. Pero cuando hablo de ciudad y cuando digo carretera principal, es difícil que un europeo imagine este tipo de ciudad o este flujo de vehículos desordenado. Aunque Cebú City, sí se parece bastante a un centro urbano, tal y como lo entendemos, no es posible determinar dónde acaba: las casas se siguen extendiendo a lo largo de esa carretera que hemos llamado principal, aunque tampoco resulte adecuado. El lugar donde me encuentro, Minglanilla, está claramente “fuera” de Cebú según la frontera estipulada y, sin embargo, de camino a la residencia, no pude saber en qué momento salíamos de Cebú o en qué punto comenzaba Minglanilla. En todo momento había viviendas que se amontonan en torno a esta carretera, sin plan urbanístico o autorización previa probable: como vegetación en torno a un ruidoso río. 

La misma carretera resulta también caótica y de algún modo “orgánica”. Mi expectativa occidental nota la ausencia de estándares, de normas a las que atenerse, de una velocidad límite por abajo o por arriba, aunque la segunda no sería necesaria: y es que en esta vía conviven lentamente coches, pequeños autobuses (multi cabs como los llaman), motos y bicicletas con sidecar y sombrilla, transeúntes que se arriesgan a cruzarla e incluso algún que otro animal. No existen carriles, cedas el paso, previstos o imprevistos. Sólo pi-pi, moc-moc, y espero que me veas. 

Frente el ruido y el desorden el lugar donde me alojo se me antoja como una especie de dique. El colegio Mary Help, justo al borde de la carretera, es una pequeña burbuja de jardines ordenados. Aquí los niños hablan inglés, visten sus uniformes blancos, caminan en fila y sólo sudan porque no les queda otro remedio. De vez en cuando, a lo lejos, se intuye el sonido de los cláxones (pi-pi, moc-moc) pero es el eco de un río muy muy lejano.

Para algunos de los alumnos, no obstante, este dique de contención es aún más poderoso que para otros: son las alumnas becadas o “outreach students” como las llaman aquí. Estas niñas proceden de las zonas pobres de un país pobre. Alumnas que no tienen ningún recurso, que en muchos casos viven en chabolas, que están malnutridas o que perdieron su no-vivienda durante el tifón Yolanda. Es posible que ellas, más que nadie, encuentren aquí su dique de contención. Una forma de enfrentarse a la corriente de la pobreza: gracias a la educación, la única forma de romper su poderosa inercia. 

Almudena M. Castro

domingo, 15 de junio de 2014

Mis primeras semanas en Filipinas


A mi llegada lo primero que me impactó fue el calor húmedo, te mete un golpe impresionante al bajar del avión. A la salida del aeropuerto estaban dos hermanas para recogerme, una de ellas es Mercedes, es una persona majísima, increíblemente agradable, y mas mayor de lo que yo pensaba, pero de espíritu joven. El sitio en el que me acogen está genial, es una casa para mí solo, y una cocinera me trae tres ingentes comidas al día, así que es probable que incluso engorde estando aquí. 

Me encuentro en el barrio de Handumanan, es una zona de gente rehubicada por el gobierno, de clase muy baja, pero en la zona había un área de casas que edificaron los padres agustinos en los setenta, estas son de mejor calidad, y yo me encuentro en una de ellas. El trabajo que me han encomendado para ayudar en la clínica que dirigen las hermanas es ayudarles a realizar y traducir un informe con los datos de la clínica a lo largo de los cuatro años que lleva en funcionamiento. Así que estoy en el ordenador, alguna vez las acompaño a las visitas que realizan a domicilio, y también estoy dando a las hermanas filipinas clases de español.

Hace un par de días hice una pequeña excursión a la región de Iloilo, en la isla de Panay, para ver la labor de reconstrucción de casas que han realizado las hermanas, estuvimos dos días. La verdad es que fue bastante impresionante, han construido casi un centenar de casas de madera, y la gente les está muy agradecida. Me trataron como nunca. 

Hay muchas historias, me he perdido, he montado en sidecar, he estado en un funeral, me han llevado a un restaurante de lujo y algunas personas de la alta sociedad han estado interesadas en conocerme y me han invitado a cenar con ellos... En fin, como te digo, es toda una aventura, y estos primeros días han sido increíbles, aunque estos próximos días voy a intentar descansar un poco, que es importante cuidar la salud, aquí las condiciones higiénicas son mucho peores que en España.

Juan desde Filipinas. Voluntario de 2014

jueves, 12 de junio de 2014

"Y es que desde que estoy aquí no he parado de sonreír, ni un instante"


¡Llegué el Sábado y hoy es Jueves!

El sábado pasado aterrizábamos mi pareja y yo en El Paso, Texas. Después de dos días viajando el cansancio y la curiosidad se apoderaba de nosotros.
Pero pronto estábamos cruzando la frontera, entrando en Ciudad Juárez, México. 
El padre Juan Carlos Quirarte nos recogió junto a otro voluntario de Guadalajara, México. Su nombre es Paco y ya se ha convertido en un gran amigo.
De camino recogimos a Sergio, que reside en El Paso y que tiene familia en Ciudad Juárez y nos contaba que iba a pasar una semana de voluntario con nosotros.

Al llegar a la casa, nos sentimos como si fuera nuestra. Allí conocimos al resto de padres y al resto de voluntarias, Diana Cho de L.A., EEUU y Alejandra de Medellín, Colombia.
El padre Juan Carlos es un gran apoyo. Nos cuida, nos enseña y nos escucha cuando la situación es desconocida para nosotros. La realidad en Ciudad Juárez es tan diferente a la que tenemos entendida desde España, que a veces parece que se hable de dos ciudades distintas. Debido sobretodo a los medios de comunicación y su predilección por la noticia sensacionalista frente a la realidad. Hoy me he dado cuenta de que solo es Jueves ¡Pero mi vida es tan intensa aquí!

Hoy también me he dado cuenta de algo muy importante. Y es que desde que estoy aquí no he parado de sonreír, ni un instante.

Aún nos queda mucho tiempo por vivir Ciudad Juárez. Prometo transmitir todas las sensaciones y vivencias desde aquí. Espero que al leerlo, sonrían como nosotros.

Anna y Joaquim
Voluntarios en Ciudad Juarez 

viernes, 16 de mayo de 2014

"Y a pesar del desastre, pude ver y sentir cómo de fuertes son las personas" Testimonio de una voluntaria de #Filipinas

TESTIMONIO DE UNA ANTIGUA ALUMNA
Danica Cultivo
Antigua alumna y empleada
MHCS Minglanilla, Cebu (Filipinas)

Desde el inesperado terremoto en Bohol y Cebu hasta el mayor tifón sufrido hasta la fecha en Visayas Central y Oriental, puedo decir que 2013 fue un año lleno de eventos catastróficos que nos conmocionó a todos. El Tifón Yolanda dejó miles de muertos y personas desaparecidas, numerosas familias sin hogar, hambre y una situación peligrosa que aún perdura. Situaciones como ésta potencian nuestro sentimiento de empatía, compasión y nos animan a actuar.



La Comunidad Educativa MHCS – Cebu inició las operaciones de socorro en EC Vida, Bayani y Banal. Incentivábamos y motivábamos a los estudiantes a ayudar en la manera en que les era posible, a actuar todos en uno, junto con nuestros hermanos y hermanas quienes fueron gravemente afectados por la reciente catástrofe. Siendo la encargada de recibir las donaciones, estaba sorprendida de lo grandes y generosos que eran los corazones de nuestra gente joven y padres, que además de aportaciones económicas, aportaron también tanto ropa como alimentos. Ninguna aportación era pequeña si venía del corazón.

Impulsada por lo que hizo la gente joven, tuve que pensar en algo que pudiera hacer para ayudar de alguna manera. Sabía que no tenía tanto como para colaborar económicamente, pero tenía mucho tiempo, por lo que me impliqué en actividades relacionadas con las operaciones de socorro, colaborando en la preparación de alimento, el empaquetado y el reparto. Otros jóvenes, padres, Hermanas, antiguos alumnos y otros trabajadores apoyaron continuamente nuestros esfuerzos.  

No sé en cuántas operaciones de socorro he participado en este periodo de tiempo, he estado en diferentes ciudades para colaborar personalmente, pasando tiempo con las víctimas, ofreciéndoles contacto, sonrisas, palabras amables, empatía, atención y  escucha.  Creo que he sido testigo de demasiadas cosas. Francamente, creo que es un reto capturar las imágenes de la inimaginable destrucción causada por el Tifón Yolanda en las vidas de miles de personas. Fue descorazonador escuchar las terribles historias de los supervivientes y sus familias. Sentí el llorar de los corazones, el dolor de la gente.

Y a pesar del desastre, pude ver y sentir cómo de fuertes son las personas. Ellos continúan mostrando una increíble fortaleza  a pesar de que la situación parece poco prometedora.  De alguna manera, puedo ver esperanza en medio del sufrimiento. Creo que renacerán una vez más. Como dice el famoso lema “#Bangon Philipinas”, ¡PODEMOS Y LO HAREMOS!

Recordad que Madreselva sigue trabajando por la recuperación  de los hogares de las familias afectadas, con muy poco se puede hacer mucho. ¿Nos ayudas a conseguirlo?: www.madreselvaONGD.net

¡¡GRACIAS!!!


domingo, 4 de mayo de 2014

¿Qué sabes de Filipinas? Descubriendo Filipinas


La República de Filipinas es un país situado en el Sudeste Asiático, en el océano Pacífico. Su capital es Manila. Limita al norte con Taiwán, al oeste con el mar de la China Meridional y Vietnam, al suroeste, con isla de Borneo, y al sur con otras islas de Indonesia. Su ubicación en el cinturón de fuego del Pacífico y su clima tropical lo convierten en un lugar propenso a terremotos y tifones, pero también es muy rico en recursos naturales y alberga una de las zonas con mayor biodiversidad en el mundo. El país está compuesto por más de 7100 islas, clasificadas en tres divisiones geográficas: Luzón, Bisayas y Mindanao.

Tiene una población de más de 95 millones de personas, siendo el 12º país más poblado del mundo. Catalogado como un país recientemente industrializado, su economía continúa el constante crecimiento que inició desde su independencia. El sector servicios desplazó a la agricultura como la principal actividad económica, y ahora éste aporta más de la mitad del PIB. Sin embargo, aún enfrenta diversos retos en la infraestructura: la falta de desarrollo en el sector turístico, la educación, la atención a la salud y el desarrollo humano, son algunos de estos ejemplos.

Ha sido un archipiélago dominado por multitud de etnias y países, desde los negritos, que fueron los primeros habitantes documentados, seguidos por oleadas sucesivas de pueblos austronesios (habitantes de islas del Sudeste asiatico y Oceanía) que trajeron consigo tradiciones y costumbres de budistas, hinduistas e islamistas, mientras que el comercio introdujo algunos aspectos culturales chinos. En 1521, la llegada de Fernando de Magallanes marcó el comienzo de una era bajo la influencia y el dominio español. De allí el nombre, cuando fueron bautizadas con el nombre de Felipinas, en honor al que por aquel entonces era el Príncipe de Asturias, Felipe II. Manila emergió como el centro económico del Imperio español en Asia hasta el 12 de junio de 1898,  cuando Emilio Aguinaldo declaró la independencia de Filipinas, después de casi 20 años de revolución. Aunque esta no fué reconocida, ya que España en el Tratado de París de ese mismo año vendió Filipinas a Estados Unidos por 20 M$, dando lugar así a la Guerra filipino-estadounidense. Al perder la guerra, los Estados Unidos se hicieron con el control del país. Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses invadieron el archipielago, cometiendo infinidad de crimenes de guerra, hasta 1945, cuando las tropas aliadas recuperaron el control. Finalmente, el 4 de julio de 1946, Filipinas alcanzó su independencia del gobierno estadounidense.

Desde la independencia el país atravesó por varias dificultades políticas, cómo fueron la Dictadura de Marcoso la Reolución EDSA, que sirvieron para definir las características de una república constitucional.

El legado de estos periodos históricos se refleja en la cultura actual de la nación. Los grupos malayos dejaron su huella en la gastronomía, la literatura, la música, las danzas y el arte de los filipinos. La arquitectura, la religión católica y los nombres, son producto del dominio español. Finalmente, la herencia de los Estados Unidos perdura en el idioma inglés y en una mayor afinidad con la cultura occidental.

Filipinas tiene un clima tropical marítimo que suele ser cálido y húmedo. Se distinguen tres estaciones: la estación cálida seca, desde marzo a mayo, la temporada de lluvias, de junio a noviembre, la estación templada seca de diciembre a febrero, aunque se pueden simplificar en seca y de lluvias. Eso es provocado por el monzón del suroeste, de mayo a octubre y el monzón del noreste, de noviembre a abril. Las temperaturas oscilan entre 20 °C a 30 °C todo el año.

Al estar ubicadas en una zona de ciclones tropicales, la mayoría de las islas experimenta lluvias torrenciales y tormentas eléctricas desde julio a octubre, debido a que en promedio unos diecinueve ciclones entran en el territorio filipino, y entre ocho o nueve de ellos tocan tierra en el archipiélago.

Filipinas es uno de los diez países con mayor diversidad biológica, con uno de los índices más altos de biodiversidad por unidad de superficie —hasta 1736 especies por cada 100 km². Se pueden encontrar alrededor de 1.100 especies de vertebrados terrestres, incluyendo más de 100 especies de mamíferos y 170 especies de aves que se cree que no existen en otro lugar.

Con un estimado de 13.500 especies vegetales en el país, 3200 de las cuales son exclusivas de estas islas, las selvas filipinas cuentan con una flora abundante.

La deforestación es un grave problema en las Filipinas. La cubierta forestal disminuyó del 70% de la superficie total del país en 1900, al 18,3 % en 1999.  Muchas especies están en peligro de extinción y los científicos aseguran que el Sudeste Asiático, del que Filipinas forma parte, enfrenta una tasa de extinción catastrófica del 20 % al final del siglo XX.

La edad promedio de la población es de 22,7 años y el 60,9 % de los filipinos tienen entre 15 y 64 años. La esperanza de vida al nacer es de 71,38 años; 74,45 para las mujeres y 68,45 años para los hombres.

Más del 90 % de la población es cristiana: el 80 % pertenece a la Iglesia católica, mientras que el 10 % pertenece a otras denominaciones cristianas, entre el 5 y 10 % de la población es musulmana y la religión budista y el taoísmo es seguido por la  las comunidades de tales etnias.

El baloncesto se juega a nivel amateur y profesional y se considera el deporte más popular en el país. La selección nacional participó en varias ediciones de los Juegos Olímpicos y del Campeonato Mundial de Baloncesto.  Alguno filipinos reconocidos son: Francisco Guilledo, Flash Elorde y Manny Pacquiao en boxeo; Paulino Alcántara en el fútbol; Carlos Loyzaga, Robert Jaworski y Ramón Fernández en el baloncesto; Efren Reyes en billar; Eugene Torre en ajedrez; y Rafael Nepomuceno en bolos.






Después del Tifón Haiyan muchas de las familias afectadas se quedaron sin su Hogar, Masdreselva ha abierto un proyecto para ayudar a conseguir recuperar el Hogar de 6 familias. "Con muy poco se puede hacer mucho"









¿TE ANIMAS? http://microdonaciones.hazloposible.org/proyectos/detalle/?idProyecto=159

Texto de Joaquim Fontseca (Voluntario 2014)

viernes, 28 de marzo de 2014

¿Cómo estoy viendo el curso de Formación de voluntariado?

El momento de irnos se acerca y cada vez va tomando más forma nuestra futura experiencia como voluntarios. Este fin de semana ha sido la convivencia, donde Cristina, con la colaboración de algunos de los voluntarios veteranos, nos han presentado algunos de los campos de trabajo entre los que estará nuestro lugar de destino. ¡Estábamos impacientes por conocerlos!
Después de 8 sesiones y un fin de semana de convivencia hemos ido recopilando herramientas y recursos, intentando aprender el máximo posible para dar lo mejor de nosotros en la experiencia. Con cada sesión hemos podido enriquecernos un poquito, añadiendo algo más de cuerpo a la mochila que nos llevamos, con nuestra motivación y nuestras ganas; puliendo algunas ideas, deshaciéndonos de otras y reforzando otras tantas.
Haciendo balance en el último tramo del curso, creo que coincidiría con muchos de los voluntarios en que una de las jornadas más significativas fue la Jornada de Juegos como recurso. Nos reímos, aprendimos, y sacamos muchas ideas útiles y divertidas para poner en práctica. También sirvió para conocernos algo más entre nosotros, hacer un poco de piña y compartir opiniones. No sé el éxito que tendrán esos juegos con los niños de los sitios a los que vayamos, pero desde luego que nosotros no pudimos pasarlo mejor! A Iñaki le costaba parar un juego para empezar otro, y en todos (luego comentó que era uno de los objetivos) nos dejó con ganas de más. Personalmente ya he utilizado varios de ellos con mis alumnas y hermanas pequeñas y han sido un exitazo.

La convivencia también ha sido genial. Mucha información, pero información que estábamos deseando tener. Aunque no sólo hubo sesiónes informativas… Además de aclarar muchas dudas hemos compartido algo más de tiempo con los demás compañeros y nos hemos conocido mejor. Tuvimos algo de tiempo libre y los juegos que hicimos para terminar el día fueron divertidísimos, así que no han faltado risas y buenos ratos. Gracias a todos los voluntarios veteranos por venir y compartir con nosotros sus experiencias, a Emilia por encargarse de que todo estuviera en orden (comidas y demás) y a Cristina por organizarlo todo, por todas sus explicaciones y por tratarnos estupéndamente.

Ya queda menos!

Sara Clabo, voluntaria 2013/2014

lunes, 3 de marzo de 2014

DESPERTAR EL INDIO

Aterrizas en tu país de destino. Te han contado muchas cosas, has leído más aún. Toda esta información que recopilaste antes de tu viaje ha servido para satisfacer esa incertidumbre que te envuelve antes de partir. Pero es al salir del aeropuerto internacional en el que acabas de plantarte cuando empiezas a conocer tu nuevo hogar. En mi caso, el sur de India.
Las legañas y la falta de sueño te producen un aturdimiento que choca con la tensión de buscar entre los familiares de los pasajeros la mirada de la persona que viene a buscarte. Pasan los minutos, y cuando ya solo quedas tú, ves aparecer a dos Sisters a lo lejos que tranquilamente vienen paseando con un té en la mano. Te das cuenta de que el ritmo es otro y de que tienes que bajar tus revoluciones a marchas forzadas. Te hace un click en el cerebro y cuando las saludas ya tienes el reloj biológico a medio gas (puede que los 30 grados que acabas de echarte encima influyan…)

Hace un mes y medio de este día. No hay día tipo en Tamil Nadu. Un día estás en la obra definiendo el trazado de la zanja, al día siguiente participando en una clase de inglés con los niños de la escuela, una tarde vas a visitar a un grupo de apoyo a mujeres, o de pronto un día te ves con un sari puesto acompañando la procesión de una virgen fluorescente en un pueblo vecino.

Te das cuenta de que aunque el motivo que justifica tu viaje sea dar apoyo técnico y seguimiento a un proyecto de abastecimiento de agua potable,  al final acabas en cualquier tipo de situación, bien porque piensas que puedes resultar útil en ella, o, como en la mayor parte de los casos, porque hay alguien que quiere enseñarte o contarte algo.

Consiste en tratar de imitar lo que hacen las Sisters con las que vives, porque estando aquí te das cuenta de la suerte que tiene una población si las tiene cerca. Las Sisters son profesoras, cocineras, fontaneras, arquitectas, psicólogas,madres, lo hacen todo. Viven muy muy cerca de la gente, por lo que alojarte con ellas te da la posibilidad de conocer verdaderamente a todas esas personas que un día solo fueron un número de beneficiarios escrito en tu proyecto.
Ser la única expatriada a veces es duro por no poder compartir todo lo que te está pasando con alguien que de verdad entienda y valore lo que está significando, pero enseguida te das cuenta de que es la única manera de poder vivir esas experiencias de esta forma tan auténtica. Aun así, después de semanas sin ver una persona blanca, sin escuchar por las calles una lengua comprensible, sin reconocer si un plato pertenece al desayuno o a la cena, cualquier símbolo o guiño familiar es un regalo.

Un día paseando por una de las comunidades, vi casi en el límite de las viviendas y el campo, una capilla bastante desangelada. Entré, y cuando vi a San Sebastián, que reconocí por las saetas clavadas en su cuerpo, se me saltaron las lágrimas. Las huellas del cristianismo son las únicas señales que encuentras en este país que se reproducen de la misma forma que en tu mundo. Estoy sorprendida de lo universales que pueden llegar a ser. Nunca han escuchado el nombre de Cristiano Ronaldo, muchos no saben lo que es el fútbol!y sin embargo, hasta los niños hindús rezan el Padre Nuestro cada domingo si en su pueblo hay una iglesia.
Niños hindús rezando el Padre Nuestro, conventos que han eliminado de su menú todos los derivados de la vaca, y mezquitas con mandalas pintados en la entrada. Es increíble cómo las religiones encajan entre ellas, cómo se respetan y cómo se enseñan unas a otras. De verdad pienso que cualquier niño de Tamil Nadu podría ser Pi Patel.

El sistema de castas, fuertemente arraigado en la sociedad india, es para mí la nota discordante de este escenario. El otro día en la escuela celebramos el día anticasticismo donde hubo discursos y actividades por la causa. En uno de los talleres se pidió a los niños que escribieran su nombre en una lista, y varios escribieron adjunto el nombre de la casta a la que pertenecían. En fin, poco a poco.


Gracias Madreselva por guiarme hasta este rinconcito del mundo y dejarme ser embaucada por sus habitantes: han hecho que el sari me parezca el atuendo más elegante del mundo, y la trenza la forma perfecta de recogerse el pelo.


Elena Sirvent voluntaria de Gestión de Proyectos en India

jueves, 23 de enero de 2014

“Vida donde hay sueños”


Lo que nunca llegue a compartir… ahora habiendo pasado tiempo, y distancia… puedo sentarme a escribir que ha sido todo aquello en mi vida, aun con lagrimas de emoción, pero puedo llegar a expresar lo que nunca llegue hacer.
Aquel poblado de Amparaes-Cusco , Lima-Breña (Perú)-2011, aquel pequeño barrio a las afueras de Santa Cruz (Bolivia)-2013…



¿Quién ayuda a quien? pues al final esa es la cuestión, quienes ayudan a quienes... pues todas esas personas han significado una Mano Amiga en mi vida...

La primera vez que salí tuve apoyos para hacerlos, y otros quizás no tan convencidos de mis opciones, de marcharme fuera. En aquel octubre de 2011  que marche a vivir aquello cometí uno de las “locuras” más fuertes de mi vida, irme a emprender una experiencia de voluntariado en un momento débil personal, quizás demasiado tocada… pero aun así, no dude.
Llegar allí, a Amparaes fue una bofetada bastante fuerte con la Vida, y quizás más que con la realidad de allí, que también, con mi realidad (algo que no me esperaba de ese modo). Y esto lo digo porque muchas veces cuando sales a zonas con un índice de pobreza, vas con la idea de que todo te va a chocar, y vas, en parte, preparado para ver realidades chocantes, pero lo extraño es que te choca lo que eres allí, no sé como explicároslo exactamente… es que somos una gotita de arena en este mundo…

Lo más valioso que tenía era el rosario que me regalo mi abuela antes de marcharme, lo más grande que tenía se reducía a un símbolo que simplificaba lo mucho que me amaba la vida. Luego ese valor se fue extendiendo a más aspectos…
Mi vocación siempre la he reducido a servirme de alguna manera, con lo mejor que tengo, a los demás, y eso siempre lo he intentado traducir a los niños, a la infancia, y a la juventud, pues ir a un hogar de niños ¡¡era todo un Sueño para mi!!
Allí encontré muchos pequeños sueños que me he imaginado en muchos momentos de este camino de la vida… ayudar, aprender de los más pequeños, servir…
Pero sin embargo no fue del todo así… también encontré vergüenza, pureza, sencillez, vida, esperanza, y lo mejor… encontré Sueños vivos en muchos de aquellos chicos.

En mi segundo lugar, el hogar de Breña (Lima), fue allí donde encontré esos sueños, sus Sueños, ellos no eran conscientes, pero nos dieron Luz a los voluntarios. Mi vida cobro un giro, no sé de qué grados… pero algo sucedió en el ella, algo me latía por dentro que me inquietaba, no sé si era porque añoraba mis cafés con leche de España, o mi agua fresca de mi casa, pero todo aquello despertó en mi un pequeño huracán que ha día de hoy ha ido haciéndose más fuerte con el paso del tiempo.
La verdad es que me costó mucho adaptarme a la vuelta a España, pues en el tiempo fuera fue demasiado intenso, dilato con mucha fuerza mi corazón (por muy pedante que suene dicho así…)

Los niños de Amparaes, los chicos de Breñas, los voluntarios y amigos de camino (Ross, Diana, Pablo, Mireck…) han perforado y dado donde más se deja huella, han acariciado la sensibilidad, lo más grande que tenemos, me han regalado Amor de Dios.

Cuando antes nombro que una cosa que encontré fue “vergüenza” fue porque realmente me sentí absurda, absurda, porque aunque sea un topicazo… ¿qué es lo que necesitamos en la vida para ser felices? Sentí vergüenza de todas las cosas que muchas veces nos facilitan en nuestras casas (pensando en la vida Occidental que llevamos, si, estará quien diga, aquí también hay pobreza… pero desde mi óptica.. no es igual… aun que allí también hay riquezas, pero el contraste… es diferente… en algunas zonas, y eso es lo triste, y vergonzoso)
Allí, y muchos de los que salen a vivir “experiencias de voluntariado, cooperación, o de la rama…”, si verdaderamente quieren, pueden llevar una vida muy parecida a la que se vive aquí, en España. Pero en cada uno esta vivir la vida con quienes estas y compartes en esos momentos tu vida, al marcharte a aquella realidad, y adaptarte a ese regalo que se te hace de poder seguir y compartir cada momento a su lado desde la sencillez de sus vidas.


Allí me encontré realmente a luchadores, a chicos que no han perdido la esperanza cuando aquí seguramente la habríamos perdido. Encontré Vida en vidas aparentemente apagadas… alegrías, y sonrisas donde a veces solo se percibía tristeza, o muchas veces actitudes poco receptivas… Encontré pasión en la gente que se dedica a dar su vida en esos Hogares, pasión por entregarse. Y digo pasión, para desmitificar este término, hay quien entiende pasión como algo brutal, desbordante, para mi tiene un enfoque más sutil, más sincero, más entregado desde lo sencillo, sin hacer tampoco “mucho ruido”. Pues allí encontré apasionados de regalar sus vidas. Ross, (voluntaria peruana), Diana (voluntaria española), Pablo (Voluntario español), Mireck (voluntario polaco), Padre Ricardo (Salesiano)…

Y lo más grande que me lleve de allí, y lo que menos esperaba encontrar… “Los sueños”, Tener fe por los sueños, por lo que uno cree y vive en su vida. Cuando ni entendía exactamente la fuerza de los sueños, y perdía gas en la creencia de los míos propios, despertaron, sin lugar a dudas, Los Sueños de mi vida, me hicieron a volver a creer en la fuerza que tenemos los seres humanos para dar un giro, para creer en lo que llevamos dentro, para agradecer este gran regalo de la vida con la nuestra propia, sacando jugo a los proyectos que se nos presentan.
Volví de aquello muy tocada, pues me habían hecho muy feliz. Tanto que pensé en dar mi vida a esto.

 La vuelta fue horrorosa, volvía sola a España, me despidieron chicos, y los voluntarios en el aeropuerto, y se me pasaba de todo por la cabeza, de si realmente me iba a volver a encontrar con ellos en la vida, de cómo seguiremos en contacto, de que manera había hecho bien yendo dos meses fuera, si luego yo iba a volver, aquí, y ellos allí… había vivido una experiencia con personas, donde Dios ponía su otro “rostro”, ¿me iba a volver como si nada hubiera pasado? ¡Imposible! Se me fue de las manos, pues pensé en volver y darme más. Se habían integrado en mi vida.

Nunca olvidaré mi último día, me desperté con una sensación de “vacio”, porque me iba a volver en unas horas de vuelta España… mi sorpresa fue al despertarme Diana acompañándome a salir de la habitación, mis ojos se llenaron de millones de emociones indescriptibles… pues un pasillo lleno de sonrisas me estaba esperando hasta el comedor… Nunca olvidaré aquel gesto tan hermoso que me hicieron… Pues aquel rosario de mi abuela que significo tanto en aquella experiencia se “materializo” de alguna manera, era Dios a través de los gestos, de las personas, de todas esas increíbles circunstancias. La oración se hizo vida en el día a día.

Pero aquí está la segunda bofetada de todo esto… la realidad de aquí, de España.  Mi familia, amigos, estudios, CJ, cosas que cuidar, motivos importantes que tenía porque dejar de lado… Todo lo que me ha construido hasta entonces. No podía tampoco dejarlo de lado, ¿por qué mirar hacia otro lugar?
Me costo, pero aterrice, físicamente, y emotivamente de nuevo en mis quehaceres que me han ido construyendo. Entendí que fue todo aquello no fue solo una experiencia de voluntariado, sino que fue algo más, una experiencia hacia mi interior, hacia la increíble fuerza de la inercia del aprendizaje del Amor, un viaje hacia el interior, en el que aprendí que somos muy pequeños en este mundo, que nos necesitamos los unos a los otros para construirnos, para Amarnos, para crearnos, desde el minuto uno de nuestra existencia nos necesitamos, pues nadie “se pare solo”, necesitas de tu madre, de otros… pues sin Amor no somos nada, sin preocuparnos de manera desinteresada no somos nadie, sin mirar a las personas a los ojos, no somos nada.
Pues descubrí en aquellos sueños de aquellos chicos que no cualquier sueño merece la pena ser vivido, solo aquellos sueños en los que se Cree con el corazón, aquellos sueños que dan sentido a lo que eres, que hacen brillar a las personas que pasaron por ti, y a lo que eres, y que más allá de llegar a conseguirlo… lo que te hace Ser durante el camino los Sueños de tu vida.
“No hace falta mucho para vivir la vida con Amor, tan solo mira lo que llevas ahí dentro, y explótalo, al final, te llevarás más de lo que tienes”

Pasado un año de aquello, para Febrero de 2013 (y que ahora hará un año de esto) tuve la gran suerte, y el gran regalo de volver a marchar. Esta vez a Bolivia, con Javi.

¿Quién ayuda a quien?
Allí el hogar era de niñas, todo niñas. En el hogar había 120 niñas, increíble, pero cierto.
En este nuevo lugar, descubrí la fuerza de la autoridad, pues decía el párroco del barrio de casa Main en una homilía, que Autoridad veía de autor, que quería decir crear algo bueno en el otro, y en el caso de Dios, en nosotros, es decir, ¡¡Dios quiere crear algo bueno en nosotros!! Me preguntaba mucho de si éramos conscientes de esto. Y es que es ciertísimo! Dios quiere crear algo bueno en nosotros, sino ¿Por qué estaríamos aquí? Sino, ¿Por qué se nos ha regalado gratuitamente la vida?
Me rallaba mucho con esto, porque claro pensado así me parecía precioso, pero luego con los días como que me cambiaba un poco el pensamiento, pues si Dios quiere crear algo bueno en nosotros, ¿porque nosotros creamos cosas malas? Y porque hay vidas tan realmente tocadas, y niñas tan abandonadas en muchos sentidos, y aspectos?

La verdad es que esta segunda experiencia fue totalmente diferente, pues iba con otra mentalidad que cuando me marche por primera vez,  no sé si más madura y más consciente, pero si con el corazón un poco distante para no entrar de lleno en sus vidas.
Tengo el recuerdo de ir a acostarlas y que fuera superdivertido, pues se me enternecía el alma, darlas las buenas noches, acompañarlas a la cama, y darlas el beso de buenas noches era como tocar el cielo… pero lo deje de hacer estando allí, pues habiendo vivido otra experiencia un año anterior, me planteaba… que hago acostándolas, si me voy a ir en un tiempo? Qué sentido tiene hacerlo durante unos meses si me marcharé a mi país? No quiero ver niñas triste porque nosotros marchamos. Ya me paso en Perú, ver como tú te marchas, y otros se quedan tristes porque te vas. Te haces participe de su vida durante unos meses y luego emprendes otra vez tu vida, a tu destino de origen. Pues al final me reconcomía la conciencia.
El caso es que me surgió el dilema… ¿Quién ayuda a quien? Y esto me volvió a surgir en el campamento que viví con los chicos del Centro Juvenil (en España) ¿Quién ayuda a quién?
Cuando hacemos marchas en los campamentos, la “lógica” del caminante es ayudar el que esta algo más fuerte al que aparentemente flojea, o anda más débil… pero lo cierto es que para que se de eso es necesario una confianza, un yo te extiendo mi mano, tu me extiendes tu confianza sobre mi, y a mi estas cosas me dejan mucho sin palabras, ¿Por qué alguien te cede parte de su vida, porque alguien confía en ti, para que tu tires de el y le ayudes en su caminar? Aparentemente parece que les estas ayudando, pues estas tirando de el, le estas acompañando para que llegue arriba de la cima… pero en realidad, quizás, puede que te este ayudando él, de quien estas tirando, piénsalo, tu me das tu mano, yo tiro de ti, pero estas confiando, estas teniendo fe en lo yo soy, y estas sosteniendo mi voluntad…
Así lo empecé a ver con aquellas niñas, ¿Quién ayuda a quien? Sin duda… me ayudaron a entender esa Autoridad de Dios, ese crear algo bueno. A verlo más claro. Que no es cuestión de mirar el detalle de la “oportunidad” de quien pueda crear malo. Sino de mirarlo de la óptica de todo lo bueno que se crea.
Allí cualquier gesto era valorado, cualquier sonrisa, careto, clase de inglés, lengua, mate… Cada detalle era una oportunidad para ellas de hacer algo “grande” en el día, jugar al baloncesto descalzas al final del día era la actividad estrella del hogar para desinhibirse, para encontrarse con muchas de ellas.
Incluso las clases de guitarra que surgieron se las tomaban como un auténtico regalo, que yo pensaba pero bueno! ¿Quién soy yo para enseñarlas guitarra? ¡si mis conocimientos y capacidades son muy limitadas!
 
Pues ellas con sus ganas de aprender sacaron más de lo que yo incluso pensaba que tenía. Desde unas clases, hasta deportes, acompañarlas al cole, y en su día a día, se convirtió en una dinámica, de quien ayuda a quien… sin duda me dieron una lección de Vida, ellas que son receptoras de “ayudas”, resultan que son las que “transforman” y dan esa ayuda a quienes pasan por ellas.
Aquellas niñas me emocionaron con sus vidas, con sus alegrías, y lo mejor de todo, con su sencillez del día a día, y me volvía a hacer la maravillosa pregunta ¿qué es lo que necesitamos en la vida para ser felices?
La verdad es que viví esta segunda experiencia en uno de los momentos más felices de mi vida, pero me volvía a surgir, porque es verdad, a veces nos complicamos mucho, y si que es cierto que hay vidas muy complicadas, pero tenemos autenticas oportunidades de vivir sencillamente y realmente, en muchas ocasiones, no empleamos nuestras posibilidades de despreocuparnos de las cosas superficiales… y se nos pasan por alto las cosas importantes, y pasamos a complicarnos.
Allí eso es diferente, parten de situaciones realmente complicadas, pero sin embargo hacen de su vida algo más sencillo, no sé si por cuestiones del azar, o porque cuestiones unos nacemos aquí otros allá, y otros más allá. Pero la cuestión es que a veces no lo valoramos. Esta quien pensará “yo sí que lo valoro”, pero no… en el fondo no somos conscientes de lo que tenemos realmente, y se nos olvida de lo difícil que es la vida para muchos, y sobretodo lo difícil que es la vida para los más vulnerables de la sociedad, muchos niños y niñas con situaciones que eternamente desconoceremos…

Al volver después de esta experiencia me choque con otra tercera bofetada, la realidad de ver las orejas al lobo… Mi familia en un momento difícil, no era consciente de la gravedad, pero algo había cambiado sus vida, mientras yo andaba fuera… me di cuenta de que mi servicio después de haber estado a miles de kilómetros de casa, aquí en la otra pared de mi cuarto algo grande me “reclamaba”, no me lo pensé, aquellas experiencias de vida que me fueron dotando de entrega, lo volqué en hacer lo más feliz a mi madre durante todo su proceso. ¿Lo más curioso? Que le debo mucho a todas esas personas, pues mi madre me noto algo diferente en mi interior a la hora de estar con ella, y es que son muy culpables de ello todos esos chicos que marcaron mi vida, y todas esas niñas que me llenaron de alegría, me han ayudado a entender la vida de otra manera, me han ayudado a ayudar en mi familia cuando más me necesitaban al cien por cien de mis capacidades. Me han dado la fuerza, la luz, la esperanza.
Y al final de todo me pregunte… ¿Quién ayuda a quien? Sin duda… Fui a ayudar, y han sido ellos, ellas, quienes me han ayudado en mi Vida. Un gracias se me queda pequeño para expresar todo lo que siento por todos y cada uno de ellos, pues no encuentro otra manera de agradecimiento que hacer la vida más sencilla, como ellos me han enseñado, a quienes me rodean… porque es que es cierto…. estamos en este mundo para hacernos felices los unos a los otros. Y hacerlo más fácil.  Espero que la vida nos vuelva a reencontrar. A todos aquellos que nos separan los kilómetros, pero nos unen esa fuerte luz de las estrellas que nos hacen brillar y que son reflejo de todas las personas que nos van dejando huella.

Beatriz Morales. Voluntaria 2013