Mi nombre es Nur, vine al Centro Sor María Romero en Estelí, Nicaragua por tres meses y me parece mentira que en 2 días tenga que estar haciendo el macuto y despidiéndome de mis 8 monas, como las llamo yo.
Estoy en un hogar de niñas, también hay una escuela y un comedor.
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Nur con alguna de «sus monas» |
Hay ocho niñas internas y vienen cuatro semi internas, es decir, vienen después del colegio, comen aquí, pasan la tarde pero ya cenan y duermen en su casa. Las internas viven aquí de lunes a viernes, el fin de semana se van a sus casas. Sí, tienen casas y familias. ¿Que por qué están aquí? Tienen muy pocos recursos, las casas son extremadamente pobres, lejos de la escuela y algunas veces no es el ambiente más propicio para que una niña crezca.
Ninguna de mis niñas tiene papá, solo tienen una mamá que es la que sustenta todo junto a la abuela muchas veces y algunas mamás no encuentran trabajo, así que os podéis imaginar.
Mis ocho monas:
No sé ni como voy a poder decirlas adiós, tres meses parece mucho pero no es NADA.
Son alegres, cariñosas, algo caprichosas, perezosas, inteligentes, preciosas, a veces ariscas, otras mimosas. Presumidas, les encanta la ropa bonita desde a la más pequeña hasta la más mayor. Os puede parecer un dato insignificante, pero creerme le dan una importancia a los modelitos de cada mañana tanto suyos como de la voluntaria!! Yo vine con pantalones cómodos para poder manchar y jugar y en qué hora, si por ellas fueran ¡tendría que haber venido con vestidos y tacones!
Si mezcláis todas esas cualidades que os he nombrado en distintas cantidades el resultado son mis ocho monas.
Algo que me ha llamado sumamente la atención es la generosidad que desbordan estas niñas. No tienen nada pero todo te lo dan.
Las hermanas:
Son tres. Tres maravillosas hermanas, cada una de ellas imprescindible.
En mi vida no he tenido mucho contacto con monjas y he de decir que me han robado el corazón, no solo mis tres monjitas. He tenido la suerte de conocer a otras hermanas y me han tratado muy bien, me han abierto la puerta de sus casas, me han cuidado y me han mimado sin conocerme, todo un placer la verdad.
La directora, Sor Emilce, es la mujer con más bondad que he conocido nunca (después de mi madre claro). Es lindísimo ver cómo trata a los niños.
Sor Anita es la administradora, hace su trabajo como nadie y es muy buena también.
Sor Liliana es la asistente de las niñas, con la que más tiempo he estado. Es genial, toca la guitarra, hablamos de política, vemos los partidos de fútbol juntas. Le toca lidiar con las ocho monas todo el día, cosa que no es nada fácil.
Las tres han sido un gran apoyo y han hecho que me sienta como en casa desde el primer día.
La escuela y el comedor:
Son niños muy difíciles, las situaciones en casa son muy diferentes de las que estamos habituados nosotros. Tienen una carga familiar y una mochila de problemas que descargan cuando vienen a la escuela.
Cuando llegue me asusté y todo, jugaban súper brusco, se tiraban al suelo, se daban patadas…bueno, el recreo era una guerrilla… nada que ver ahora, alucinante como ha cambiado el recreo desde que llegué ¡hay paz!
Sor Emilce ha tenido que ver mucho con esto, ella les habla siempre con mucho amor y cariño, lejos de las regañinas, castigos y gritos que solemos estar acostumbrados en España. Habrá muchos que no confíen en este método pero os aseguro que funciona.
Nicaragua:
Es un país muy pobre en lo que a infraestructuras se refiere. Las casas de las niñas son de madera, con agujeros, suelo de barro. En Estelí llueve mucho (aunque ahora mismo Nicaragua entero está pasando por una sequía terrible lo cual está encareciendo el frijol y el arroz, dieta básica de esta tierra de lagos y volcanes). Cuando llueve, entra el agua por los agujeros y se moja el suelo de barro… Aquello es un barrizal como os podéis imaginar. Los tejados son de zinc. No todas las casas son así, como en todos los sitios, hay gente con más pobreza, gente con no tanta pobreza y gente con dinero.
Nicaragua es un país rico en paisajes, rico en sabores y lo mejor que tiene es su gente.
Yo en Nicaragua con las ocho monas, con los niños de la escuela y con las hermanas:
FELIZ, LLENA DE ENERGÍA, LLENA DE LUZ.
Paso el día a día con las niñas, las despierto a las 6 de la mañana y las acuesto a las 8 y media de la noche. Unas estudian por la mañana y otras por la tarde, hacemos tareas, oficios, talleres y este último mes hemos estado viendo películas por las noches si se portaban bien. Voy a volver con un máster de películas Disney de princesas…
La verdad es que invito a todo el mundo a vivir una experiencia en este hogar, eso sí, si venís que sea por más de tres meses… porque estas niñas enamoran.
Dejo un pedacito de mí aquí y me llevo una mochila llena de recuerdos, nostalgia, amor, sonrisas, luz, energía y ganas, muchas ganas de todo y más.