El sur de Etiopía
Dilla, sur de Etiopía a 370 kilómetros de la capital, Addis
Abeba. Casi setenta mil habitantes, la mayoría dedicados a la agricultura de
subsistencia.



Pero, si todo esto es importante, la joya de la corona, es el
Centro de Salud don Bosco, también en
marcha gracias, en buena medida, a la
ayuda económica de Madreselva.
En el Centro de Salud,
se trata, diariamente, a unas 80 pacientes. La mayoría son personas muy pobres,
que llegan andando, en muchas ocasiones, durante varias horas.
Las afecciones más
comunes son la malaria –en los últimos tiempos aumenta la malaria infantil-, la
tuberculosis, bronquitis , reumatismo, tifus, elefantiasis, sida, infecciones múltiples,
enfermedades de transmisión sexual, malnutrición, raquitismo, quemaduras…..
El Centro tiene su propia farmacia. Periódicamente, la directora, sor Corazón, una extraordinaria doctora
dedicada en cuerpo y alma a los enfermos, viaja a Awasa ó a Addis Abeba a
recoger los medicamentos.
Especial dedicación se
brinda a la atención pre-natal, postparto, inmunización y vacunación. Cada
jueves los pacientes son niños y madres, que siguen los controles periódicos de
vacunación, peso, malnutrición y control del parto. Durante nuestra estancia,
dos excelentes voluntarias polacas, Ewelina y Marta , matronas, ayudaban en la
tarea a sor Corazón y a las magníficas
enfermeras, todas etíopes..
Nuestra labor como
voluntarios de Madreselva la realizamos en la Administración. Con nuestra jefa
Assele, todos los días, preparábamos y ordenábamos las historias de los pacientes. También
ayudamos en la clasificación e informatización
de las medicinas en la Farmacia.
Y los jueves, preparábamos las vacunas para los niños. Todo un aprendizaje, que
agradecemos a las Hermanas y a todas las enfermeras de nuestra querida Clínica.

Además, hemos grabado
imágenes de todas las actividades de la Misión para hacer un documental. Es
importante que en España se conozca el
trabajo que las Hermanas y los Padres realizan allí y cual es la realidad de Etiopía en salud,
educación, la vida cotidiana de la gente, la labor de los voluntarios …..

Después de nuestra extraordinaria estancia en
Dilla, podemos decir que las Hermanas pueden estar orgullosas.
Pero, siempre crecen las necesidades. Ahora necesitan un paritorio, fundamental para que disminuyan
las altas tasas de mortalidad tanto de las madres como de sus hijos.
También se necesita una sala de espera, para que los pacientes no
tengan que aguardar en el patio, tantas veces con lluvia y frio.

Después de estar allí,
uno se da cuenta de que con muy poco de la ayuda de cada uno de nosotros, se puede conseguir tanto para este prodigio de Clínica, que tanto está
colaborando en la mayor salud y mejores
condiciones de vida de la población de esta hermosa región de Etiopía.
Carmen Corredor. Voluntaria veterana 2013