A mi llegada lo primero que me impactó fue el calor húmedo, te mete un golpe impresionante al bajar del avión. A la salida del aeropuerto estaban dos hermanas para recogerme, una de ellas es Mercedes, es una persona majísima, increíblemente agradable, y mas mayor de lo que yo pensaba, pero de espíritu joven. El sitio en el que me acogen está genial, es una casa para mí solo, y una cocinera me trae tres ingentes comidas al día, así que es probable que incluso engorde estando aquí.

Hace un par de días hice una pequeña excursión a la región de Iloilo, en la isla de Panay, para ver la labor de reconstrucción de casas que han realizado las hermanas, estuvimos dos días. La verdad es que fue bastante impresionante, han construido casi un centenar de casas de madera, y la gente les está muy agradecida. Me trataron como nunca.
Hay muchas historias, me he perdido, he montado en sidecar, he estado en un funeral, me han llevado a un restaurante de lujo y algunas personas de la alta sociedad han estado interesadas en conocerme y me han invitado a cenar con ellos... En fin, como te digo, es toda una aventura, y estos primeros días han sido increíbles, aunque estos próximos días voy a intentar descansar un poco, que es importante cuidar la salud, aquí las condiciones higiénicas son mucho peores que en España.
Juan desde Filipinas. Voluntario de 2014