Hace tiempo que simplemente quería vivir de otro modo, pensar como aquellos que al regresar a la gran ciudad hablaban de esa Tierra de “exclusión”, pisarla a fondo, vivir esa magia que Él sentía al hablar de allí.
En cada una de mis mañanas todas esas palabras se empeñaban en acompañarme, empujándome cada vez más a vivir esa experiencia, ese paso a hacia el sur..
Debía saber que yo no podía curar todo el mal del mundo, que la llegada sería importante, pero que los pasos por andar debían serlo todavía más..
Y si os digo la verdad llevo varios tachones, borrones y folios con palabras sin enlazar.
Me cuesta resumir aquella plenitud, aquellos sentimientos, sensaciones.. Describir esos ojos saltones que en cada uno de mis días me hicieron tan feliz.
Me costó adaptarme, ser capaz de asimilar aquel ritmo de vida, esa “paciencia” que me era repetida hasta la saciedad.. Y ahora, ahora me cuesta levantarme aquí, en “nuestro” Madrid. Pensar en aquellas pequeñas vestidas con ropas rasgadas, convertidas en princesas, pequeños hombrecitos con ganas de soñar, de aprender..
Entonces conjeturo, me dejo llevar.. Regreso a ese camino diario hacia la escuela.. Cojo sus manos, danzo.. Recuerdo esas noches en las que la luna tan cerca vi..Charlas antes de podernos acostar, compañeras, hermanas.. Días que nunca olvidaré.
Alejandra Cortés. Voluntaria 2010
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