
Dejé Bollington con una pregunta y una frase en mi cabeza, que os dejo aquí...
Stefania voluntaria 2012
¿Qué decir sobre mi experiencia en Casa Maín? Llevo aquí casi un mes y me parece que fue ayer cuando llegué y mi compañera Carmen y Sor Magdalena estaban esperándome en el aeropuerto; el camino en "movilidad" hasta llegar al hogar, viendo paisajes y personas diferentes, la llegada y los cientos de niñas rodeándome y haciéndome todo tipo de preguntas, diciéndome sus nombres, abrazándome, el cálido recibimiento de Sor Inés y el resto de la comunidad...
Pero por otro lado, ya me parece que llevo aquí toda la vida; los horarios de
las ñiñas y voluntarias, las clases, los oficios, el rosario...parece que
todos los días van a ser iguales, pero de una forma u otra al final siempre
hay algún imprevisto. Sabemos cómo empezamos, pero nunca lo que nos deparará
el nuevo día, es una constante aventura, excitante pero a veces agotadora.
La estancia en Casa Maín es también un bombardeo de nueva información para
nuestros sentidos: sonidos como el canto fuerte y constante de las
chicharras, el ruido ensordecedor de las lluvias torrenciales típicas del
inicio de la primavera, el ulular del viento; olores como las flores desconocidas
del jardin, el corral del "chancho", el jabón que utilizamos para
lavar la ropa; sabores de las estupendas comidas que cada dia mami Vicky
prepara para todas nosotras e incluso la sensación de las picaduras de los
mosquitos que constantemente nos "atacan". Todo eso sin hablar de
los sentimientos, que también pueden ser una verdadera montaña rusa, pasando
de la frustración, impotencia o pena cuando no consigues que las niñas te
hagan caso y estudien o hagan sus deberes a la más absoluta felicidad cuando
vienen y te abrazan sin ningún motivo o te piden tu bendición antes de irse a
la cama.
¿Qué decir sobre mi experiencia en Casa Maín? Que es una experiecia única e
irrepetible, enriquecedora y con la que estoy aprendiendo muchísimas cosas,
sólo espero poder dejar aquí, al menos, una mínima parte de lo que me voy a
llevar.
Gracias!!
Chus Regueiro. Voluntaria 2012
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Antes de salir de casa reviso mi mochila, siempre me da la impresión de que me dejo algo, ese algo de lo que me suelo acordar nada más llegar a mi destino.
Es Miriam la que me recoge, la pobre lleva unos cuantos km a la espalda, pero como ella dice, merece la pena moverse para estos pequeños momentos que en tan grandes se convierten.. Qué ganas de tenía de verla!!!
¡Mohernando! La verdad es que el día acompaña, parece que el sol vino ya para quedarse.
Los “nuevos” ya están allí, los veteranos vamos llegando.
Miro hacia atrás, me aproximo a esos mundos que van describiendo, viajo a Colombia, a Etiopía, cojo el vuelo a Perú y me desvío a Paraguay. Me veo allí, sin conocerlos, inmersa en cada una de esas historias. Es nuestro turno, próximo destino, siguiente relato, Mozambique.
Comencemos por el Sur, pasemos por el Norte. Y de repente, dejo de estar en esa sala para volver allí. Intento transmitir, recomendar, hablar, y entonces me emociono.. No lo pude evitar, creo que aquello también dijo, que aquello fue lo que mejor pudo describir esa parte de mí que conmigo no volvió.
No hay idiomas ni fronteras, no hay colores ni culturas, hay sonrisas y experiencias, hay historias y personas.. Hay un país del que poco sabía, del que otros me decían que enamoraba, del que ahora os digo yo que me enganché..
Nos convertimos en niños, llega la noche. Juegos y risas, bailes para esos grandes que fueron pequeños, sueños viajeros, vuelos que dormidos comenzamos a enlazar..
Sólo espero que al año que viene cuando nos volvamos a juntar seáis todos vosotros los que me dejéis volar hasta aquellos países, los que me enseñen cada uno de los rincones que os hicieron sentir especial.
Alejandra Cortes (Voluntaria veterana)
16 mujeres (15 mozambicanas y 1 vasca) continuamos, por segundo año consecutivo, esforzándonos para ver realizado nuestro sueño de crear la primera Asociación de Mujeres Emprendedoras que va a dar la Escuela-Taller de Asociaciones de Mujeres Emprendedoras de Inharrime, en Inhambane (Mozambique).
El grupo actual de 15 mujeres, que ya está en proceso de oficializarse como Asociación, participa, semanalmente, en la formación teórica (“Cómo comenzar un Negocio”, “Plan de Negocio”) y en la formación práctica (producción y venta de productos agrícolas) sobre emprendedurismo, que tiene lugar en nuestra Escuela-Taller Mame Txitinga Txahombe, ubicada en el barrio de Madovela.
Además de esto, en febrero de este año 2012 vamos a dar inicio a los cursos de capacitación en costura. Prevemos que, para comienzos de 2013, la Asociación Intuanano (“Unidas”, en lengua local chopi) haya producido su primer lote de uniformes escolares que, inmediatamente, pondrá a la venta, inaugurando, así, el negocio escogido por ellas en la previa fase de la formación empresarial y que posibilitará una considerable mejora en la calidad de vida de ellas y de sus familias.
Los medios de los que disponemos en la Escuela-Taller no son muchos, pero constituyen un mínimo para dar continuidad al proyecto: disponemos de nuestra Escuela en materiales locales –¡este nuevo año equipado con mesas y bancos!-; un pequeño terreno para producción agrícola; una residencia que acoge a la voluntaria coordinadora del proyecto (Idurre Ormaetxea) y hará las veces de almacén y sala de costura, entre otros. Disponemos de 2 máquinas de coser cedidas por las FMA de Inharrime y contamos con constituir durante este año un Equipo Facilitador formado por la coordinadora del proyecto, una profesora de costura, una técnica en agricultura y la futura profesora de Emprendedurismo de la Escuela-Taller que es, a la vez, miembro de la nueva Asociación Intuanano.
Juntas, queremos trabajar este año 2012 con el objetivo de sacar adelante una Asociación fuerte, constituida de mujeres formadas y capacitadas para realizar con éxito y con autonomía el negocio escogido por ellas.
El sueño que abrazamos requiere de una voluntad inquebrantable y de un esfuerzo sin límites. Las mujeres que lo soñamos, somos dueñas de esa voluntad inquebrantable y de ese esfuerzo ilimitado. ¡Unidas, Intuanano, tendremos nuestros sueños en las palmas de nuestras manos!
Idurre
Hola a todos y todas, gracias por leer este pequeño relato sobre lo que esta siendo mi experiencia en el hogar Casa Maín, en Santa Cruz.
Llevo ya un mes en el hogar y dos en Bolivia pues antes de iniciar mi proyecto pasé un tiempo con mi madre y mi hermano acá, ella es boliviana y gracias a su sacrificio ahora puedo decir que estoy aquí, al otro lado del charco a miles de kilómetros de mi otro país, España. Aprovecho un pequeño descanso para escribir
y digo pequeño porque si una se lo propone, puede no tener tiempo en el que aburrirse, ¡hay mucho que hacer! En este hogar hay cerca de 120 peladitas (niñas, dicho cariñosamente), la mayor parte de mi tiempo he disfrutado de 50 de ellas que son las que no han podido salir de vacaciones con sus familias pues o bien han sido abandonadas o ellas mismas han escapado de su casa a causa de la violencia parental o corren un elevado riesgo de
Me veo como una niña inocente ante ellas y es que, como le contaba a una de las grandes que vive aquí pero ya de manera independiente, cuando una no tiene a nadie conocido a quien le haya ocurrido semejantes destrozos en su vida o tiene la suerte de no haber vivido esas tristes situaciones, pues digamos que es inocente ante esos márgenes de la sociedad, que sabe que existen, pero que no se toma conciencia de ello. En el momento en que miras a la cara a una niña de 8 años de edad por la que sientes cariño porque ya la conoces y te paras a pensar en que ha sido abusada sexualmente por su papá, es ahí cuando el corazón se te cae a los pies y cuando esa inocencia con la que tu venías a realizar tu voluntariado, se va volando.
He llegado al hogar en una época muy bonita, vacaciones de verano y Navidad, he disfrutado a tope de las niñas/chicas. A los tres días de llegar al hogar, me fui de campam
ento con ellas; ahí es donde tuve la oportunidad de conocerlas a fondo. Después, como viaje sorpresa para las 25 que no tienen familia siquiera que les visite en el hogar, viajamos a Cochabamba, otro departamento de Bolivia. Todo esto ha supuesto para mi una aventura, viajar con tantas niñas, organizar el día a día y, sobre todo, dejarme querer por ellas sin a penas conocerme.
En el tiempo que llevo aquí, he tratado de involucrarme por completo en sus vidas; con razón me preguntan por qué como con ellas y no en el comedor de voluntarios/as como hacen las demás, lo cierto es que ellas me están enseñando muchas cosas que son esenciales para vivir modestamente de espíritu, pero que en el primer mundo no percibimos o no queremos darnos cuenta. Río con ellas todo el tiempo, excepto cuando tienen que hacer oficio o cuando pasamos clases; a veces, eso implica que se cojan el brazo entero cuando tú solo les das medio, pero no me importa, vengo aquí como voluntaria a disfrutar con ellas y a que si les digo una broma, tengan la confianza conmigo como para decirme: “ya pues Sandra”.
Sandri, voluntaria 2011-2012