Hola a tod@s!!! Os escribo para contaros mi paso por Haiti. Fuimos, junto con los voluntarios de Barahona, en dos furgonetas con Sor Ángela y Sor Cata. Ya nada más llegar a la frontera tuvimos que esperar un ratito para que comprobasen los pasaportes y nos pusieran el sello de salida del país. Hay cuatro puntos de entrada a Haiti pero, por donde pasan casi todas las ayudas, es por la frontera de Jimani la más cercano a la Descubierta. Nos contaron las hermanas que las primeras semanas después del terremoto se facilitó la entrada de ayuda humanitaria pero ya la situación ha cambiado bastante y se necesitan muchos documentos firmados para poder pasar. Nos contaron que muchas cosas que llegan de ayuda, además de existir los saboteos (por eso hay militares y policías en la zona) los propios Haitianos compran cosas a precios muy bajos para luego cruzar la frontera por las montañas y revenderla más cara a los Dominicanos. Vimos muchos trailer aparcados porque les faltaban papeles. La frontera permanece abierta de 9.00h de la mañana a 18.00h y si llegas más tarde no puedes pasar y tienes que pasar noche al otro lado. A Sor Ángela la pasó una vez y tuvo que esperar hasta las 22.00h para que la dejasen pasar. Una vez que nos dieron paso tuvimos que estar parando en cada control de policía, hay unos cuantos, para negociar con ellos, van buscando dinero. Las hermanas los compraron con unas bolsas de bollos (fundas de pan), es muy fuerte!!!!! Ya pasado todos los controles seguimos el camino hasta la capital, Puerto Príncipe, a una hora y media más o menos de la frontera. La única carretera por la que se puede ir está sin asfaltar con unos socavones impresionantes y muy estrecha. Imaginaros los trailer y camiones pasando por esa carretera, sin comentarios. Por el camino pasamos por pequeñas poblaciones, por llamarlas de alguna manera, con cantidad de gente andando por los márgenes de la carretera cargando en la cabeza con sacos de habichuelas, arroz,….. Las casas de los Haitianos están echas mayoritariamente de yeso o de adobe pero también se ven de ladrillo y, aunque no eran zonas muy afectadas por el terremoto, la gente había levantado una especie de tiendas de campaña con plásticos donde se leían nombres como “Unicef”. Según nos íbamos acercando a la capital la situación empeoró y se veían más tiendas de campaña aglomeradas unas al lado de otras. Pasamos por una ciudad antes de llegar a Puerto Príncipe donde no os podéis imaginar la de gente que podía a ver por todos sitios. En cada rincón había alguien vendiendo cualquier cosa. La poco agua que encuentran en algún río lo embotellan y lo venden. También la pueden conseguir en algo parecido a una bomba de agua, pero vimos muy poquitas, más en la capital. Los campamentos se fueron multiplicando ante nuestros ojos según entrábamos en Puerto Príncipe. Estaban levantados en cualquier sitio, en medio de una plaza, una campo de fútbol, una explanada al lado de la carretera,….La casa presidencial, la catedral y algunas de las iglesias se vinieron a bajo. Pasamos por una zona de calles estrechas donde todo era un caos. Casas medio derruidas, el suelo lleno de basura, muchísima gente andando y vendiendo en la calle hasta los cables de las antenas que se cayeron con el terremoto, coches y motos circulando sin respetar ninguna norma. Al llegar a la capital paramos en dos de las casas que tienen las hermanas. Ambas fueron dañadas por el terremoto. Una de ellas salio más mal parada que otra y están reconstruyendo la escuela que se vino a bajo. Las hermanas tienen una escuela y dos internados. Después del terremoto han acogido a más niñas que se quedaron huérfanas. Les llevamos contenedores de comida para que las hermanas lo suministren. Nos iban a llevar a Torlan, un pueblo cerca de la capital, donde hay 8.000 Haitianos viviendo en tiendas de campañas en un recinto que tienen las hermanas pero Sor Ángela estaba muy nerviosa con el tema de la frontera y no quería que nos retrasásemos por miedo a que nos cerrasen el paso. En las calles hay policías y militares de la N.U. que se encargan de poner orden. Las hermanas nos contaron que hay mucha delincuencia y enfrentamientos entre los propios Haitianos, llamémoslo “ley de supervivencia”. La ayuda de alimentos, supuestamente, sigue llegando pero no se sabe de que forma de está administrando o por lo menos las hermanas lo desconocen. Ellas llevan los asentamientos de los 8.000 Haitianos que están cerca de la capital. No se ve que la situación este mejorando mucho después de 5 meses del terremoto. Todo va muy despacio y se piensa que se están enriqueciendo los más ricos y los pobres son más pobres. Lo bueno, dicen, que algunos Haitianos están trabajando en la construcción de las casas que se derrumbaron. Las casas de los más pudientes y que se les da un dinero. Conocimos a unos militares de Perú que estaban de misión en Haiti y nos contaron que tenían prohibido relacionarse con la población porque se habían dado muchos casos de abuso de mujeres Haitianas que, por un mísero dinero, mantenían relaciones con los militares. También las hermanas nos contaron que antes del terremoto había muchísima gente viviendo en la calle y ahora viven bajo unas supuestas tiendas de campaña y les suministran algo de alimento. El problema está en que ahora viven mejor que antes así que se hace muy difícil echarlos de ahí. Podría seguir contándoos más cosas pero creo que podéis imaginaros más o menos como está la situación. Deciros que si el ver las imágenes por la tele es impactante no podéis imaginar lo duro que es verlo con tus propios ojos. Miseria y más miseria sumida en un completo caos, dejado de la mano de quien saben quien. Parece mentira que habiendo tanta gente enriquecida y con poder se permita que, seres humanos, vivan en el umbral de la miseria. Nadie elige donde nacer. Sólo es el azar el que dictamina si vas a enfrentarte a la vida desde un punto de partida digno o si, por el contrario, vas a tener que luchar desde un nada porque no hay punto de partida. Pensemos positivamente y apostemos por un mundo mejor. BESOS
Raquel Rueda.
Raquel, gracias por compartir tu mirada. Muchos besos para Cris y para ti. Aunque lejos, estamos con vosotras. Un abrazo. Bea la profe
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