domingo, 12 de junio de 2016

DEL FOYER A LA ESCUELA: UNA VOLUNTARIA EN MADAGASCAR




Me levanto a las 6 de la mañana, aquí la vida empieza muy pronto y acaba pronto. Vamos con el horario del sol: de 6 a 6. Y como hay algo de Francia en esta isla del sur, pues se come a las 12 y se cena a las 7:30. A las 7:10 salgo con 17 niñas de 4 a 10 años camino a la escuela. Vivo al lado de un internado, foyer en francés, cuya traducción literal seria hogar, que es mucho más bonito. En total son 54 niñas de 4 a 17 años. Tardamos 20 minutos, más o menos en llegar a la escuela de primaria. Lo peor es que este camino hay que hacerlo 4 veces: ida por la mañana y vuelta para comer, ida y vuelta por la tarde. Las pequeñas van despacio. La velocidad la pongo yo, que soy la primera de la fila y voy de la mano de Emilienne, tiene 4 años y va …despacio. La fila termina con Hasna, duerme y vive con las niñas, tiene 22 años.  Es una “regardante” (traducción literal “miradora”, comparte este año con las niñas y las soeurs, para ver si realmente esta vida le gusta y entonces seguirá de postulante y luego de novicia). Cada día voy una vez, y hacen falta 2 personas cada viaje; con lo cual menos mal que varias soeurs y regardantes se encargan de acompañar.


La calle es de 2 carriles, arteria principal de Ivato y luego nos desviamos a la izquierda para coger una más pequeña. El problema es que no hay aceras. Bueno, no es verdad, algo de aceras   hay; pero es peor el remedio que la enfermedad. Hay agujeros, donde cabe media niña, trozos de cemento roto, muchos más baches en la acera, que si vas por la calzada. El recorrido es entrar y salir todo el tiempo de la acera.

Por el camino hay muchas bicis. No sabía que en una bici se podía llevar un saco de arroz de 50 kg, he visto llevar hasta 4. Hay motos también, que llevan a 3 niños a la escuela. Y coches y camiones que no van especialmente despacio. También hay pousse-pousse los típicos carritos de las pelis asiáticas, tirados por una persona. Aquí hay mucha mezcla de los 2 continentes. Hay gente más oscura y menos, ojos achinados o no. Los primeros pobladores de esta isla se cree que llegaron desde Polinesia; después otros cruzaron el Canal de Mozambique desde ese país africano. Hay bueyes que tiran de un carro, van por la misma vía que las bicis y los coches. A las niñas les dan mucho miedo, se agrupan todas lo más lejos posible de los animales hasta que estos pasan. Los coches algunos son grandes todoterreno, Kia o Hyundai, mezclados con otros viejos que no se sabe cómo pueden andar. Pasamos por varios talleres de coches y motos, que arreglan los vehículos en la calle. Un par de tiendas de venta de carbón, es lo más barato para cocinar. Muchas tiendas pequeñitas, que venden de todo: pan, galletas, bolis, gusanitos, plátanos rebozados…Hay varias paradas de bus, sin marquesina, por supuesto. La parada es porque tras varias semanas, me he dado cuenta de donde paran siempre los buses. Tampoco son buses como en Europa, son furgonetas blancas con una línea roja horizontal en mitad del vehículo. De Ivato a Tana cuesta 500 ariary, 15 céntimos de euros. El tiempo depende de los atascos, entre 40 minutos y 2 horas, he tenido de todo.


Nuestras niñas llevan una bata azul encima de su ropa, de un tejido tan fino que se ve el dibujo de la camiseta que llevan debajo.  Por el camino nos cruzamos con batas verdes, violetas y otras de cuadros azules. La calidad de la tela es siempre la misma. Somos una fila de 2 en 2, alguna de 3 en 3, de color azul.

Al llegar al patio hay muchas madres, algún padre y muchos niños corriendo. Es una escuela de primaria y secundaria de más de 1400 alumnos. De 4 años hasta le bach. Los pequeños entran a las 7:45 y el timbre de los mayores suena a las 8 horas. Todos forman, pequeños y grandes, y entran en sus clases en fila. Los lunes se iza la bandera del país y la de la iglesia católica, blanca y amarilla. Se canta el himno nacional mientras la tela blanca, verde y roja sube. Los viernes por la tarde se baja.

A las 8 ya estoy de nuevo en casa, la vuelta es más rápida, vamos solas Hasna   y yo. Preparo mis clases que hoy empiezan a las 10 de la mañana. Otras 2 personas se encargan de ir a por las niñas a las 11:10, para que a las 12 estén comiendo en el foyer.

1 saludo desde Ivato


Ana Camino

viernes, 10 de junio de 2016

 UNA PROFE EUROPEA EN MADAGASCAR



Estamos a principios de octubre, llevo apenas 1 mes aquí y 3 semanas dando clases. Escribo esto ahora porque quiero contaros como es un cole aquí, en Madagascar. Con el tiempo, las diferencias se diluyen y todo me parecerá normal.

Hoy empiezo a las 10 de la mañana mi trabajo de profe, depende de días. El edificio de enfrente de mi casa es un centro de formación profesional, donde yo doy clases de francés. Soy de biología, se algo de francés, mi acento es una patata, es como si vuestros alumnos tuvieran una lectora de francés de Madagascar. C’est la vie. Vivo con una soeur francesa, que es la única que habla bien. Hay otra italiana que habla más o menos como yo y las demás son malgaches que tienen un acento extraño. El idioma en la mesa es el francés.

En la escuela de FP se da bach-technique, de cocina, corte y confección, secretariado y contabilidad. Son 3 años cada uno y al final los alumnos pueden presentarse al BAC, es como nuestra selectividad; el tenerlo está muy valorado, tanto en France como aquí. El calendario y la organización escolar en Madagascar es como en France, cosas de la colonización. Muy pocos alumnos continúan después la universidad, la mayoría van a buscar trabajo. Hay de todas las edades, pero más o menos, los alumnos tienen de 15 a 20 años.

Los profes hacen 26 horas lectivas en Madagascar, algunos lo querrán saber. Y también, solo como dato, que el sueldo normal suele ser 280.000 ariary (1 euro = 3500 ariary) es decir 80 euros, menos que en MZB que ganan sobre los 100 euros. Y ahora todos pensamos, pero nuestro alquiler, electricidad, coche…son más caros. Si, por supuesto, pero hay cosas que aquí no son baratas tampoco. El champú es precio Europa, por eso las niñas del internado se lavan el pelo, el cuerpo y la ropa, todo con la misma pastilla de jabón, tipo “lagarto”. Pero como dice una amiga desde Uganda “bienvenida a la economía africana”. Yo solo tengo 12 horas lectivas, el resto de mi día lo dedico a las niñas del foyer.

¿Cuál es la diferencia con el Pirámide?

Aquí también hay árboles, varios edificios y espacio verde alrededor. A las 8 de la mañana se hacen filas por cursos, y se dice el “bonne jour”. A veces dura 5 minutos a veces 20. Depende si hay algo importante que decir o si solo es rezar. Cada clase dura 2 horas. Los alumnos llevan uniforme, camisa blanca y faldapantalón granate. En el sur, suele ser típico, sirve para no estropear la ropa propia y para pensar que todos somos iguales delante del profesor. Creedme, no soy partidaria de ir todos con la misma camisa, pero así no se establecen diferencias entre el que lleva siempre el mismo jersey o lo lleva roto; es muy útil para las niños pequeños, sobre todo.

El recreo es de 9:50 a 10:10, y a las 12 horas es la hora de la comida. La mayoría de nuestros, más de 300 alumnos, se quedan aquí comiendo lo que traen de casa, sentados en la hierba, detrás de una sombra o al sol, según el día. Algunos tardan 1 hora en llegar a casa, con lo cual la hora de la comida la

pasan aquí. A las 13:30 continúan de nuevo las clases hasta las 17 horas, que todo queda vacío.

Al entrar en clase los alumnos se levantan cuando yo entro. Se levantan también, cuando suena el timbre y hasta que yo no doy permiso no salen.

Y algo que no creo que lo haga bien en todo el curso, es pasar lista. Los nombres son imposibles, ya ni intento los apellidos. Manavasoa, Fitioavana, Avotra, Finaritra, Hasina… menos mal que hay alguna Jeannette e Isabelle. Por supuesto, solo con la lista no se si son chicos o chicas.

En general son aplicados. Es cierto que como lo que más hago es hablar con ellos, doy FRANÇAIS PARLE, a veces se escucha barullo. Hay mucha diferencia entre filles et garcons. Mucha. Creo que mucha más que en Espagne. No quiero entrar en debates de género, eso es otro mail, pero los chicos tienen vergüenza, mucha, a hablar en francés, mucho más que las chicas. Puede que sea porque en general, aquí hay mucho machismo, y hacer algo, “peor” que las chicas no les gusta. No sé, tengo que seguir analizándolo, pero por el momento, empiezo siempre por los cromosomas Y, desolé, pero tienen que aprender algo de francés este año, c’est la vie¡¡¡

Los borradores, están en el suelo, dentro de un cubo con agua, si no no hay forma de borrar la pizarra, creedme, hay que empaparlo bien.

En cada clase hay una pizarra, nada de ordenador ni pantalla digital. Hay una sala de informática sin internet, para la rama contable y secretariado, donde se enseña excell, Word y algún otro programa. Yo soy europea y puedo pagarme internet en el teléfono, 15 euros un mes.

Hay una biblioteca, en mis ratos libres la estoy ordenando. Y además es donde más a menudo doy clases, puesto que están algo justos de aulas, y a mi me toca allí. Me encanta, por que como no hay libro de texto, en ninguna materia, puedo usar los que hay allí para leer y hablar después de lo que han leído.


Bonne courage para este curso 16/17.

Papiroflexia en Madagascar


Mercredi apres- Midi

Igual que en  France, aquí el miércoles por la tarde no hay cole. Con las niñas del foyer, hogar, de Ivato- Madagascar aprovechamos la tarde. Este primer miércoles de curso hemos empezado con papiroflexia, muy fácil. Luego toca ducha, las mayores ayudan a las petites; hay niñas de 4 a 18 años. Hay estudio, merienda y una reunión para hablar de todo un poco; se habla mucho en la sala de estudio, no todas limpian cuando les toca… problemillas de convivencia. El sol cae a las 18 horas y se hacen deberes hasta las 19:30, hora de la cena. Cada día una soeur da las buenas noches a las filles. Las 54 niñas se van agotadas a dormir; las soeurs y yo también.


Bonne nuit.





 RUMBO A MALABO

Somos tres amigas que nos conocimos en la universidad estudiando Psicología. La experiencia de un voluntariado era algo siempre habíamos querido hacer, y gracias a una de nuestras madres tuvimos la oportunidad de conocer Madreselva. Cova lleva años en la organización e incluso conoció a su marido durante un voluntariado, así que cuando nos contó su historia nos animamos mucho y contactamos con Madreselva. Tras un año de formación llegó la hora de irnos, con las maletas llenas de ilusión y alegría: rumbo Malabo, Guinea Ecuatorial.


Nuestra estancia fue tan solo de un mes, pero fue un tiempo muy intenso en el que vivimos una gran cantidad de experiencias nuevas. Conocimos a un montón de gente que desde el primer día nos trataron como si fueran nuestra familia. Nuestra tarea se centró principalmente en trabajar con niños en el colegio, pero también conocimos a mucha gente de nuestra edad y mayor. También tuvimos la oportunidad de hacer alguna excursión con los niños y las sores, conociendo un poco más de su entorno y de la isla. Esto nos permitió tener una visión más amplia de la vida y la cultura de Malabo, una vida que es completamente diferente a la que conocemos en España.







A pesar de que Malabo es la capital de Guinea Ecuatorial y por ello cuenta con mejores infraestructuras que otras ciudades, queda mucho por hacer. Es una ciudad de contrastes, donde una minoría acumula gran parte de la riqueza mientras que la mayor parte de la población se ve afectada por importantes carencias. Esto se refleja también en la educación y la sanidad, cuyos servicios no se adecúan a las necesidades de la población.


Durante todo el mes nos alojamos en casa de las sores, que viven en el propio colegio. Estando ahí pudimos comprobar que su labor como hermanas salesianas es fundamental para la ciudad, siendo los dos colegios salesianos los más importantes y conocidos de la capital. Ellas trabajan muy duro durante muchas horas para sacarlo todo adelante, y desde aquí, una vez mes, queremos felicitarlas y agradecerles el trabajo y esfuerzo que hacen.


No podemos explicar con palabras todo lo que hemos vivido y sentido estando ahí, pero le recomendamos la experiencia de un voluntariado a todo aquel que desee hacerlo. Quizá haya momentos en lo que no te sientas útil, pero a veces una sonrisa y un abrazo son suficientes para ayudar.


Queremos agradecer a Madreselva y todos sus colaboradores por haber hecho posible esta experiencia, que ha cambiado nuestras vidas y que estamos deseando repetir.




 

MI VIAJE A LA INDIA


Hace algo más de un año comenzó mi búsqueda de proyectos de cooperación. Acababa de conocer que en mi carrera existía la posibilidad de realizar el trabajo fin de grado sobre un proyecto de cooperación. Me di cuenta que era la oportunidad que estaba buscando. Hasta entonces siempre había querido participar en un voluntariado pero nunca había encontrado el momento para ello, cuando se me presentó esta oportunidad supe que era el momento de aprovecharla.

¿Qué mejor manera tenía de ayudar que con todo lo aprendido en los últimos años? Pensé que participando en un proyecto de cooperación le estaba dando a mi trabajo el mejor sentido que podía tener todo proyecto: el de ayudar a las personas más necesitadas. ¿No es ese el sentido de todo proyecto, el hacer mejor la vida de las personas? ¿De qué me sirve todo lo estudiado si no puedo ayudar a las personas que menos tienen y peor se encuentran?

Con esta idea conocí Madreselva. Gracias a ella tuve la oportunidad de viajar a la India y participar en primera persona en un proyecto de abastecimiento y saneamiento de cinco escuelas al sur del país, en el estado de Tamil Nadu.

Cuando emprendí el viaje sabía que no iba a ser un viaje como otro cualquiera, y que el trabajo que iba a realizar iba a ser muy diferente al habitual pero a pesar de todo ello sabía que el resultado final iba a valer la pena. En los meses previos al viaje, por un lado tenía unas ganas enormes de empezar, de viajar allí y poder ver, conocer, aprender…pero por otro lado tenía miles de preguntas: ¿qué voy a encontrar?, ¿cómo de diferente es la vida allí?, ¿estoy preparada para este viaje?

Una vez allí, durante todo el tiempo que estuvimos viajando las hermanas salesianas siempre nos recibieron con los brazos abiertos. Ellas son las encargadas de las escuelas que visitamos y de otras muchas más, incluyendo también universidades, albergues e internados donde desde hace mucho tiempo llevan realizando un valiosísimo trabajo.India 2

Como resultado de estas dos semanas puedo decir que ha sido uno de los viajes más bonitos y enriquecedores que he vivido. El estar allí me ha hecho ser consciente de la realidad y la enorme desigualdad que se vive en algunos lugares del mundo y al mismo tiempo del enorme trabajo que aun nos queda por hacer. A la vuelta he podido valorar todo lo que tengo y toda la labor que miles de personas, hermanas, voluntarios y colaboradores de Madreselva, dedican al bienestar de los desfavorecidos. Desde mi experiencia y mi pequeñísima aportación creo que no hay mejor trabajo que el de ayudar a los demás.

Volvería a repetir el viaje y volvería a hacer mi trabajo sobre él. Con esta carta me gustaría animar a todas las personas que tengan la misma inquietud por ayudar, que se lancen a por ello, porque aunque sea muy poco lo que esté en nuestra mano toda ayuda es buena por muy insignificante que sea. Toda ayuda cuenta.

Por último, quiero expresar mi agradecimiento a las hermanas salesianas, a Ángel, a Madreselva y a todas las personas que me han acompañado y ayudado en este viaje.

 

Nuestra voluntaria en Israel nos cuenta como está siendo su experiencia.


Ya ha pasado un mes desde que llegué a mi destino y sigo feliz. Las hermanas me cuidan y el colegio me ha abierto sus brazos con alegría. Estoy muy agradecida y me siento afortunada de estar aquí, en Nazareth, en la tierra de Jesús. Aunque Nazareth como tal pertenece a Israel, no deja de ser una ciudad mayoritariamente árabe, donde Iglesias y mezquitas se alzan e intercalan cantos de llamada a la oración. El idioma que se habla es el árabe, aunque el hebreo es el oficial y deben aprenderlo igual.

Mis días de lunes a viernes comienzan a las 5:45 con el despertar del día y la alarma sonando. Eucaristía, desayuno y al colegio. Estoy con los niños, voy a clase para poder mejorar mi nivel de árabe y que la comunicación sea más fluida. Acompaño, enseño, me enseñan, aprendo e intento estar y hacerlo saber así. El colegio empieza por la mañana temprano y termina al mediodía, a eso de las dos. Por la tarde la tengo despejada en cuanto a niños se refiere, pero no así en cuanto a actividades; las hermanas no paran y yo las sigo o bueno… lo intento.  Los viernes cambio un poco la rutina y por la tarde voy junto con una de las hermanas y otros religiosos a un pueblo situado prácticamente en la frontera con Jordania. Allí tienen un  espacio de actividades para niños.

Si tuviera que definir con una palabra este voluntariado sin duda sería acompañar.

Y digo acompañar porque por el momento no puedo hacer más que eso . (El idioma es una barrera y aunque me manejo con el inglés, el objetivo final es el árabe). Aunque a veces, creo, que es suficiente simplemente estar con las personas que nos rodean; intentar hacerles la vida más fácil, prestando tu brazo para que el camino sea más llevadero ó simplemente con una sonrisa. Preocuparte por ellos