domingo, 25 de abril de 2010

Cinco años...

Cinco años después.

¡Qué contar! Todas las imágenes llevan el sabor de la ilusión, del aprendizaje, de caras y ojos vivos, de esperanzas, de muchas expectativas, de dudas, de dudas resueltas, de muchos momentos compartidos…Otra vez las mismas caras, y siempre deslizándose una sonrisa encubierta de la que no soy consciente.

Cuántas sensaciones, caminos recorridos y caminos por recorrer. “Chicho:- Todo controlado (Venezuela)”; “Sor Catalina:-¡Qué calamidad!!; ahorita, de repente…muchas palabras humildes que valen su peso en oro.

Francis, Gema, Cristina…Ramón y tantos otros/as que me alumbraban un país nuevo, uno dónde el corazón se llenaba, se renovaba. Humilde e inmensamente rico. Tardes, mañanas en Madreselva, dónde encontrabas almas que desprendían valentía, inocencia, dulzura, también miedos, esperanzas de felicidad compartidas, anhelos, muchos anhelos. Otra vez aparecen caras, Celia, la famosa Kiriki, Elena…

Gente como yo, gente que no esperaría encontrar, gente que empecé a admirar, que me hizo descubrir y redescubrirme. Amigos.

También aprendí idiomas, pude volver a hablar, a mirar con nuevos ojos, saber en dónde estaba, a dónde iba, escuchar a los corazones y escuchar al mío propio. Al regresar, todo era más fácil, las cosas más claras, el ruido de la vida diaria no apagaba el silencio de los recuerdos. Y el día a día lo entendía más. Aprendí (y sigo aprendiendo) idiomas.

Y quiero seguir.

Seguir disfrutando de los mismos momentos dónde te encuentras, dónde el amor es compartido, dónde se sonríe de verdad, dónde los recuerdos te hacen ser interprete de muchos mundos.

A veces te cansas. Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…los mosquitos, el relec qué pesadez, las incomodidades, el no ser el protagonista…¡Qué verdaderamente fácil es acostumbrarse a lo bueno, a lo cómodo, a lo fácil! Después de un tiempo el corazón vuelve a ansiar. Quiere seguir siendo corazón.

Y me acuerdo de Grizelma…toda la vida de voluntaria, de países, sin parar, siempre dispuesta …y la dulzura de su voz refleja el bagaje y el peso y POSO de sus viajes. Y sigue…¡Qué envidia!

Y ahora, un nuevo camino, compartido, una luz que viaja conmigo y me arropa. Un futuro que alumbra mi presente. Un regalo. La, lo llevo conmigo.

Mis nuevos compañeros ya están preparándose para salir, nada ha cambiado. Es cómo ver la mejor escena de la mejor película repetidamente. Y seguir sonriendo porque te gusta, no te cansas de verla. Y te sientes feliz porque ves que todo es posible. Qué un pequeño grupo de personas se atreve, y así un año y otro y otro. Y sabes que lo que buscamos todos es posible. Ellos allí esperando y nosotros aquí esperándolos.

¡Qué difícil es contar un voluntariado después de varios años! Lejos de los tópicos, los razonamientos lógicos, los orgullos. No repetirse ¡Qué cuento?

Los hechos, los razonamientos grandielocuentes…se quedan lejos. Intento ver con “mi traductor particular” , en los idiomas que voy aprendiendo, y os veo (a muchísimos más de los que he nombrado y os he dedicado una sonrisa mientras escribía).”Gracias por hacerme un voluntariado”.

Estas son mis reflexiones de “voluntariado”, sé que se podrían decir muchísimas cosas más: cómo ha evolucionado Madreselva, qué cambios se han producido, críticas, ventajas y desventajas, consejos, qué se yo…Pero es que me acuerdo de sus, vuestras caras muchísimo más.

Muchísima suerte, sed muy felices y disfrutad con todo. Ánimo y pá lante!

Permitidme, si acaso, dos consejos (no son míos) que a mí me han ayudado mucho.

“ El amor no lo elegís vosotros, es el amor quién os ha elegido”.

“ La montaña se percibe en toda su plenitud, cada detalle, cada cascada, cada… desde la distancia”.

Khalil Gibran, “El Profeta”


Antonio (Voluntario veterano)

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