Lo primero, hola a todo aquel que le apetezca leer esta brillante experiencia que voy a trataros de contar, porque si, el adjetivo que le he atribuido desde el principio es ese, brillante. Pero antes de todo mi nombre es Nico, tengo 21 años, y esta es mi primera experiencia con Madreselva, esperando que haya una segunda porque si que es verdad que el casi mes y medio que pasé allí ( 22 de junio-31 de julio) se me ha pasado rápido, pero al mismo tiempo me parecía un tiempo prudente para una primera vez así que me alegro de haberlo hecho así.
Es la primera vez que hago un
viaje de este tipo, realmente tenia muchas ganas de hacerlo en algún país de
América y este proyecto ya lo tenía en mente desde 2011.
"México!? y por qué no te vas
a Afganistán con las tropas estadounidenses? Cuidado, que allí son de gatillo
fácil!!"
Estas son frases que tuve que oír antes de ir para allá, la verdad que es muy cierto el gran poder que tienen los medios de comunicación, ya que lo único que sale en las noticias son decapitaciones y tiroteos, pero...lo que la gente no piensa es que de los 118 millones de mexicanos que habitan el país solo a un pequeño porcentaje le ocurren estos tipos de sucesos, si del 100 % de la población la tasa de homicidio se encuentra en el 20%, la gente se fija en esa pequeña cifra, no en el 80% restante...basta con ir con gente del lugar que sean de confianza y saber que estás en buenas manos.
Yo en México he sido canadiense, gringo ,güero (blanco)...ah! y también he lavado mi ropa a mano a la "antigua usanza", cosa que no había hecho nunca, pero empecemos desde el principio.
Cuando llegamos a México DF nos alojamos en la casa de las sores (hermanas salesianas, del italiano "sorelle"), en uno de los barrios pobres de la ciudad, y por las que nos sentimos bien recibidos. Los primeros dias que pasamos allí respiré un ambiente de pobreza que nunca antes había experimentado, fue duro, nuestro barrio estaba muy destartalado, las paredes de los edificios desgastados y poco cuidados. Además otras de las cosas que más me impresionó, son los barrios de chavolas que te vas encontrando paralelos a la carretera, y en ocasiones, basta con mirar por la ventana del bus para observar montañas enteras cubiertas de comunidades chavolistas... yo, paradójicamente, puedo decir que he conocido a mexicanos ricos, pero la cuestión es ¿cómo explicar que el hombre más rico del mundo sea mexicano y que compatriotas suyos estén viviendo en la pobreza?.
Había muchos neones, en los
coches, peajes, las barras de los peajes, motos de policía, capillas, en las
vírgenes de las capillas y en las que había en mitad de la calle para venerar
envueltas en luces de navidad. Mucho caos de tráfico, si sabes conducir en
Ciudad de México, puedes hacerlo en cualquier ciudad del mundo, pues muchos
trazados de la carretera son caóticos, donde las señales de tráfico son mucho
menos importantes que la improvisación y pericia del conductor.
Yo una cosa que digo es que desde
que llegué a México, y supongo que a América Latina en general, es que todos
los transportes son mucho mas "humanamente aprovechables"; tanto en
la capital como en todo el pais, en las motos y quads se va siempre con sandalias,
sin casco, con los auriculares de música, tres o cuatro en la moto, y con las
bolsas de la compra en medio. En los coches de cinco plazas, si caben siete,
mejor. En las pick up todos los que quepan van sin problema en el remolque y
otros colgados de pie en la parte trasera, en definitiva, todo lo que aguante
la máquina.
También al meterme en las
catedrales me sentí como en España al ser iguales con la misma apariencia por
la influencia española, claro, y también que tan lejos de casa se siguiera hablando
español, sí era algo que también quería experimentar. Por último, raro era no
ver los puestos de carne y frutas ambulantes con los vasos llenos de
abejas comiendose la fruta antes que el cliente.
A la pregunta cuando hablas de un voluntariado de qué se hace allí o cuales son tus actividades, la respuesta es : lo que tú puedas ofrecer.
Parece que cuanto más pobre es una comunidad o un país, más alegres, sonrientes y sencillas son sus gentes, y esto es algo que enamora.
Zitácuaro, a dos horas del Distrito Federal, es
un pueblo del estado de Michoacán que venía de sufrir una ola de
violencia recientemente en 2012 por la disputa del control de los territorios
entre bandas, pero este año la zona ya estaba tranquila. Michoacán es uno
de los focos de México donde existe mayor tráfico de drogas, esto pasa
porque sus tierras son fértiles para la siembra, por lo
que crecen con facilidad plantaciones de calidad y en abundancia,
sobre todo de marihuana.
Nuestra primera parada como
voluntarios la hicimos allí en una Casa-Hogar de niñas en Zitácuaro, éstas
eran niñas de 4 a 16 años que habían tenido problemas en sus casas de vejación
por parte de sus padres, alcoholismo, maltrato, abandono en la calle, riesgo de
violación, algunas no conocían a sus padres, varias de las madres eran
prostitutas y ni sabían su cumpleaños, son recogidas ( mejor
dicho, rescatadas) por la institución del DIF que las lleva a estos
hogares para que reciban una reeducación hasta alcanzar una edad y obtener las
herramientas necesarias para que después puedan seguir ellas solas.
Su
situación las hace madurar a temprana edad. Estuvimos alli 2 semanas, vas
dispuesto a entregarte al 110 % para ellas y darles todo el cariño que puedes y
ellas sin darse cuenta te dan el doble, te hacen sentir muy querido, te dan
cartas, abrazos, regalos, dibujos... Nuestra actividad diaria con ellas la
primera semana, que aun tenian escuela, era levantarlas (mi compañera)
desayunar, asegurarse de que se asearan y llevarlas a la escuela, a 10 minutos
andando, una de las cosas que me dejó atónito fue ver como se paseaban las
patrullas del ejército armados en sus vehículos por las calles... despues
volviamos y hasta las 12 teniamos tiempo libre hasta volver a recogerlas. Hasta
la hora de comer teniamos como una hora de juegos en el patio, a las 3 los
aseos, fregar cada piso, limpiar y recoger. A las 4, clase de inglés, luego
taller de costura y hacer collares y pulseras con los materiales que habia para
ello, estas son expuestas en una vitrina de cristal para que la gente lo compre
y ayuden a subencionar el mantenimiento de la casa y darles un apoyo económico.
Alguna vez vimos una pelicula y en general, los dias que llovia (era epoca de
lluvias) nos quedabamos dentro con los juegos de mesa, y las tardes de buen
tiempo saliamos al patio a jugar, en donde también nos ayudaron nuestros
compañeros mexicanos Rubén, Gus y Grisel con quienes conectamos, nos trataron y
lo pasamos muy bien.
Todos sores, niñas y nuestros
compañeros nos recibieron desde el primer dia como en nuestra casa. La
segunda semana, ya en vacaciones, haciamos las mismas actividades, pero por las
mañanas las llevabamos al parque a jugar e íbamos a por leche a una tienda que
nos la regalaba la mujer que trabajaba alli. Algunas noches las leíamos un
cuento antes de irnos a la cama.
Nos fuimos encantadísimos de
Michoacán y toda la estadía allí fue increible.
Mi padre dice que para que un
lugar sea verde, su cielo ha de ser gris, o si quieres un lugar de sol, la
tierra será mas seca y hostil. Chiapas es la viva combinación de los dos
elementos, lugar de verde y frondosa vegetación con un cielo azul y soleado.
De vuelta al Distrito volvimos a
la casa de las sores donde nos esperaba nuestro autobús para ir a Copainalá,
Chiapas (último de estado mexicano colindando con Guatemala) con los nuevos
compañeros donde íbamos a un campo formativo de 3 semanas. Éste era nuestro
voluntariado original y oficial con Madreselva, pero dado que viajamos a
México tiempo antes, nos encontraron la Casa-Hogar de Zitácuaro, lo cual agradecimos
enormemente. Después de estar toda la noche viajando, llegamos a Copainalá
donde hacía un calor aplastante debido a la gran humedad por el clima
semitropical de la zona, Copainalá era el "pequeño San Francisco" ya
que todas las calles eran cuesta arriba y cuesta abajo. Un pueblecito
humilde y tranquilo rodeado de montaña y vegetación. Por Chiapas viajamos
mucho, conocí Iturbide, Campeche, La Nueva, (mis campos de trabajo aparte de
Copainalá), Chiapa de Corzo, donde está el gran Cañón del Sumidero, una
maravilla natural que recomiendo a todo el mundo, Tuxtla Gutiérrez, la
capital de Chiapas cuya ciudad me enamoró, y San Cristóbal, pueblo colonial con
mucho encanto.
Nuestra primera semana la pasamos
en Iturbide, una aldea que se convertiría en "nuestra base" para ir a
las diferentes aldeas de los alrededores a ayudar. Esta fue para mi la semana
más dura de todas y en las que más cerca estuve de experimentar como se vive en
la pobreza y con pocos recursos, dormíamos en el suelo con los sacos de dormir
en compañía de arañas de buen tamaño, entre 5'30-6 de la mañana ayudaba con el
desayuno al fuego de leña como se hacia en los pueblos, la ducha, nada de agua
caliente (eso es para ricos) y con puertas de madera que se caían a la mínima,
y a lavarnos la cara y dientes en una fuente por la mañana con el cubo de agua,
desde ese momento, aprecié mi cama y mi ducha caliente.
Con lo que más convivimos fue con
gallinas, mulas, pavos y perros abandonados.
Los primeros dias practicabamos
las manualidades papiroflexia que los días siguientes tendríamos que hacer
en nuestras comunidades.
Lo que siempre hacíamos los dos
primeros días de llegar a nuestras comunidades era el "visiteo",
llamar casa por casa (siempre con las hamacas en el centro del salón
debidamente colocadas dónde en muchas ocasiones eran sustitutas de las sillas)
e invitar a los locales de todas las edades a nuestros talleres y actividades.
Cada día era diferente al
anterior, nuevas situaciones y aventuras.
Para ir a Campeche era todas las
mañanas una hora de camino, y cuando llegábamos allí los niños ya nos estaban
esperando con ilusión para empezar a jugar, hasta que nos metíamos a la iglesia
a contarles el cuento de cada dia con su enseñanza, después hacíamos las
manualidades y por ultimo daba clases de inglés a los que quisieran, era el
"maestro Nico", un título que para mí se me quedaba un poco
grande...un día cuando nos íbamos un buen hombre nos invitó a que pasáramos a
su casa y su hijo nos sacó un plato de ensaladilla con patatas y
coca cola, el hombre se sentó en su banqueta y con su buen corazón esperó a que
termináramos de comer para irnos, un hecho que no olvidaré nunca. El último día
de Campeche, nos despidió la alcaldesa del pueblo entre lágrimas de
agradecimiento.
La segunda semana ya saliendo
desde Copainalá, nuestra coordinadora Cristina, nos dió a Lucía y a mí la gran
sorpresa de venir a visitarnos y a quedarse esa semana con nosotros para
conocer el proyecto.
La comunidad a la que
iríamos era La Nueva, a 15 minutos en una pick up que venía a recogernos por la
mañana ,eso si, los dos únicos baños que había, era una caseta sin luz, sin
agua y con orugas negras por las paredes y el techo. Allí estuvimos en una
iglesia muy pintoresca y de ambiente fiestero dónde en nuestros ratos libres
jugábamos con los chavales al fútbol, dábamos nuestros cuentos con enseñanzas y
manualidades, hacíamos juegos con música para presentarnos y conocernos mejor,
y esta vez daría inglés con dos compañeras italiana y mexicana a los chicos.
Aquí también hicimos un día un
bazar "mercadillo" con ropa, calzado y juguetes para los niños. Para
estos hicimos una tombola, poníamos a cada juguete un número, después en
papelitos el niño cogía de una bolsa uno, y el número que le tocara era el
juguete que se llevaba con unas galletas y un vaso de agua de jamaica (bebida
dulce de hierbas rojas típico de México que se puede tomar frío o caliente).
Una vez más el último día los del
pueblo nos agradecieron de corazón haber ido allí a ayudarles aunque solo fuera
por una semana.
La última semana, ya trabajando
para Copainalá fue una gran fiesta ya que hicimos todas las actividades
que habíamos estado haciendo en nuestras respectivas comunidades con
anterioridad, pero en el atrio de la iglesia y a lo grande, con un escenario
para las canciones y con muchísima gente que acudió del pueblo, hicimos una
representación de teatro muy bonita, y yo en esta ocasión fui auxiliar de
taller de italiano con mis compañeras italianas Elena, Lucrezia y Chiara, la
forma que teníamos dar las clases era muy amena y los chavales se divertían y
aprendían rápido. Me sentí muy arropado en todo momento por los chicos de allí,
que tienen una magia especial que te hacen sentir importante y que
significas algo para ellos, no tiene precio que te pidan por favor hacerse una
foto contigo y después te den las gracias, les das tu las gracias ellos por
hacerte sentir especial...son sencillamente increíbles.
Hemos viajado muchísimo (y a veces
pienso que se aprende más viajando que yendo a la universidad), he conocido
lugares y personas maravillosas que me han dado una lección de lo que
significan los términos de GENEROSIDAD y HUMILDAD, algo que, lamentablemente,
no está tan esparcido por el mundo como debería, que te traten mejor que a
ellos mismos con el único afán de que tu te sientas bien.
Satisfecho porque siento que
realmente he podido AYUDAR de FORMA CONSTRUCTIVA y EFECTIVA a los pueblos en
los que estuve. Otra cosa que me llevo que vale su peso en oro es el
AGRADECIMIENTO tan SINCERO de los pueblos en lo que estuve. Yo
no se hasta qué punto habré sido capaz de aportarles a ellos y de si habré
dejado huella en las comunidades donde trabajé, solo sé que ellos a mi, si, me
han enseñado mucho, valores de la vida que en realidad son los más simples pero
los más humanamente importantes y que a veces por todo lo que tenemos,
olvidamos.
El sentirte parte de un equipo
como VIDES ha sido bonito y muy importante para mi.
Agradecerles a Madreselva todo el apoyo que me han brindado en el proyecto, me han hecho sentirme Madreselva y estoy muy a gusto con ellos. A Sor Anabel, que fue la que hizo posible que fuéramos a Zitácuaro y que nos acompañó en Chiapas, por su paciencia, positivismo y por aceptarme tal como soy, (PD : por no picarme ningún alacrán y avispas rojas de Copainalá, ni las arañas de Iturbide), y por último a México, que nos arropó del primer día al último, porque es un gran país, hermoso y de mucha riqueza, me ha dado una gran lección, gracias.
Nico, voluntario de Madreselva.
¡Qué bonito y emocionante! Una experiencia inolvidable.
ResponderEliminarme da gusto leer todo esto.nico tu tambien noa enseñaste.mucho
ResponderEliminaratt. pepe ;-)
Muy interesante y muy bien escrito.Enhorabuena hijo
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir una experiencia tan bonita y emocionante. Y muchas felicidades por aprender, crecer y evolucionar de una forma tan maravillosa como son la solidaridad y el intercambio de emociones y experiencias.
ResponderEliminarJajaja me sentí tan identificado con varias de las experiencias que escribiste con tanto esmero. Ese fachota de parachico te faltó. Espero que escoba más entradas ya que en verdad me gusta cómo plasmas toda esa vivencia. Encantado de conocerte, camarada. Un fuerte abrazo y un hasta pronto :) atte Carlos Hernandez
ResponderEliminarPD: se te olvidó decir que por fin tomaste el agua de guayaba de mi mamá jajaja cuídate