Parece que fue ayer.. Veintiséis horas de viaje, aterrizo en Madrid,
impaciencia, queriendo empujar, metiendo prisa.. Vamos, no tengo todo el día!
Cómo si tuviera algo más que hacer.. Sería capaz de salir corriendo y olvidar
las maletas dando vueltas sin parar..
Cierro los ojos, nueve meses en los que un millón de momentos
hicieron que ahora sea quien soy..Veo a papá.. “Abraza a mamá primero me dijo
antes de venir”. Sabía que no podría aguantar, que saldría corriendo hacia mi..
Abrazos, sorpresas, lágrimas que en sonrisas se volvieron a convertir..
Noches en las que no puedo dormir, horas en las que mis
sueños ya no están aquí.. Recuerdos, momentos vividos.. No sé si cambié un
poquito sus vidas.. Pero si de algo estoy segura es de que cada uno de ellos,
trabajos, momentos.. consiguieron cambiarme el rumbo a mi..
Los días pasan, me dejo cuidar, aprovechando esas cosas que
luego tanto volveré a extrañar.. Charlas entre amigas de siempre, sonrisas y
viajes compartidos, paseos del brazo de papá.. Mucha gente me pregunta de donde
salió esa inquietud de ser voluntaria este tiempo atrás.. Creo que es fácil de
poder contestar.. Si conocierais a mi padre, creo que ni siquiera lo llegaríais
a preguntar..
Casi una año atrás me costó despedirme, pero como dice mi
madre, “hace una año te despedía sabiendo que pasados nueve meses te tendríamos
de nuevo aquí, pero ahora no..ahora el billete de vuelta lo olvidaste
comprar”.. Tiene razón, pero ese billete no fue olvido, fue sabiendo que a
partir de ahora mi vida estará en El Salvador..
Entre nervios y maletas.. Entre nudos y felicidad..
Mi sobrina me mira con cara de “por qué llora mi tía si la
única que llora cuando quiere algo soy yo”.. Nuevos abrazos, lágrimas que mis
hermanos dejaron escapar.. Sé que a una abuela de 92 años le cuesta entender
que viaje tan lejos en busca de esa vida que tanto vuelvo a desear.. “Cuídate
mucho hija”, es lo último que escucho antes de verlos a través de un cristal..
Sonrío, cierro los ojos, sin ni siquiera haber subido todavía al avión comienzo
a volar..
Impaciencia, escalas, pasos que me llevan de una sala a
otra.. Sueños entre suelo y butacas incómodas, charlas con aquel señor mayor
que hizo que mi espera fuera mucho mejor..
Anuncian mi vuelo final, nervios entre desvelo y enormes
ganas de llegar.. Migración, recogida de maletas, impaciencia por salir.. Flores, de nuevo lágrimas y sonrisas, abrazos
que me hacen sentir más que nunca que mi nuevo hogar está en este increíble
país..
Gracias Madreselva.. Gracias por ser ese primer eslabón de mi
nueva vida aquí..
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