viernes, 8 de noviembre de 2013

"mi vida estará en El Salvador"

Parece que fue ayer.. Veintiséis  horas de viaje, aterrizo en Madrid, impaciencia, queriendo empujar, metiendo prisa.. Vamos, no tengo todo el día! Cómo si tuviera algo más que hacer.. Sería capaz de salir corriendo y olvidar las maletas dando vueltas sin parar..

Cierro los ojos, nueve meses en los que un millón de momentos hicieron que ahora sea quien soy..Veo a papá.. “Abraza a mamá primero me dijo antes de venir”. Sabía que no podría aguantar, que saldría corriendo hacia mi.. Abrazos, sorpresas, lágrimas que en sonrisas se volvieron a convertir..

Noches en las que no puedo dormir, horas en las que mis sueños ya no están aquí.. Recuerdos, momentos vividos.. No sé si cambié un poquito sus vidas.. Pero si de algo estoy segura es de que cada uno de ellos, trabajos, momentos.. consiguieron cambiarme el rumbo a mi..

Los días pasan, me dejo cuidar, aprovechando esas cosas que luego tanto volveré a extrañar.. Charlas entre amigas de siempre, sonrisas y viajes compartidos, paseos del brazo de papá.. Mucha gente me pregunta de donde salió esa inquietud de ser voluntaria este tiempo atrás.. Creo que es fácil de poder contestar.. Si conocierais a mi padre, creo que ni siquiera lo llegaríais a preguntar..

Casi una año atrás me costó despedirme, pero como dice mi madre, “hace una año te despedía sabiendo que pasados nueve meses te tendríamos de nuevo aquí, pero ahora no..ahora el billete de vuelta lo olvidaste comprar”.. Tiene razón, pero ese billete no fue olvido, fue sabiendo que a partir de ahora mi vida estará en El Salvador..

Entre nervios y maletas.. Entre nudos y felicidad..
Mi sobrina me mira con cara de “por qué llora mi tía si la única que llora cuando quiere algo soy yo”.. Nuevos abrazos, lágrimas que mis hermanos dejaron escapar.. Sé que a una abuela de 92 años le cuesta entender que viaje tan lejos en busca de esa vida que tanto vuelvo a desear.. “Cuídate mucho hija”, es lo último que escucho antes de verlos a través de un cristal.. Sonrío, cierro los ojos, sin ni siquiera haber subido todavía al avión comienzo a volar..

Impaciencia, escalas, pasos que me llevan de una sala a otra.. Sueños entre suelo y butacas incómodas, charlas con aquel señor mayor que hizo que mi espera fuera mucho mejor..

Anuncian mi vuelo final, nervios entre desvelo y enormes ganas de llegar.. Migración, recogida de maletas, impaciencia por salir..  Flores, de nuevo lágrimas y sonrisas, abrazos que me hacen sentir más que nunca que mi nuevo hogar está en este increíble país..

Gracias Madreselva.. Gracias por ser ese primer eslabón de mi nueva vida aquí..


Alejandra Cortes. Voluntaria de campos de trabajo y de Gestión de Proyectos

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