Aterrizas en tu país de destino.
Te han contado muchas cosas, has leído más aún. Toda esta información que
recopilaste antes de tu viaje ha servido para satisfacer esa incertidumbre que
te envuelve antes de partir. Pero es al salir del aeropuerto internacional en
el que acabas de plantarte cuando empiezas a conocer tu nuevo hogar. En mi
caso, el sur de India.
Las legañas y la falta de sueño te
producen un aturdimiento que choca con la tensión de buscar entre los
familiares de los pasajeros la mirada de la persona que viene a buscarte. Pasan
los minutos, y cuando ya solo quedas tú, ves aparecer a dos Sisters a lo lejos
que tranquilamente vienen paseando con un té en la mano. Te das cuenta de que
el ritmo es otro y de que tienes que bajar tus revoluciones a marchas forzadas.
Te hace un click en el cerebro y cuando las saludas ya tienes el reloj
biológico a medio gas (puede que los 30 grados que acabas de echarte encima
influyan…)
Hace un mes y medio de este día. No hay día tipo en Tamil Nadu. Un
día estás en la obra definiendo el trazado de la zanja, al día siguiente
participando en una clase de inglés con los niños de la escuela, una tarde vas
a visitar a un grupo de apoyo a mujeres, o de pronto un día te ves con un sari
puesto acompañando la procesión de una virgen fluorescente en un pueblo vecino.
Te das cuenta de que aunque el
motivo que justifica tu viaje sea dar apoyo técnico y seguimiento a un proyecto
de abastecimiento de agua potable, al
final acabas en cualquier tipo de situación, bien porque piensas que puedes
resultar útil en ella, o, como en la mayor parte de los casos, porque hay
alguien que quiere enseñarte o contarte algo.
Consiste en tratar de imitar lo
que hacen las Sisters con las que vives, porque estando aquí te das cuenta de
la suerte que tiene una población si las tiene cerca. Las Sisters son
profesoras, cocineras, fontaneras, arquitectas, psicólogas,madres, lo hacen
todo. Viven muy muy cerca de la gente, por lo que alojarte con ellas te da la
posibilidad de conocer verdaderamente a todas esas personas que un día solo fueron
un número de beneficiarios escrito en tu proyecto.
Ser la única expatriada a veces
es duro por no poder compartir todo lo que te está pasando con alguien que de
verdad entienda y valore lo que está significando, pero enseguida te das cuenta
de que es la única manera de poder vivir esas experiencias de esta forma tan
auténtica. Aun así, después de semanas sin ver una persona blanca, sin escuchar
por las calles una lengua comprensible, sin reconocer si un plato pertenece al
desayuno o a la cena, cualquier símbolo o guiño familiar es un regalo.
Un día paseando por una de las
comunidades, vi casi en el límite de las viviendas y el campo, una capilla
bastante desangelada. Entré, y cuando vi a San Sebastián, que reconocí por las
saetas clavadas en su cuerpo, se me saltaron las lágrimas. Las huellas del
cristianismo son las únicas señales que encuentras en este país que se
reproducen de la misma forma que en tu mundo. Estoy sorprendida de lo
universales que pueden llegar a ser. Nunca han escuchado el nombre de Cristiano
Ronaldo, muchos no saben lo que es el fútbol!y sin embargo, hasta los niños
hindús rezan el Padre Nuestro cada domingo si en su pueblo hay una iglesia.
Niños hindús rezando el Padre
Nuestro, conventos que han eliminado de su menú todos los derivados de la vaca,
y mezquitas con mandalas pintados en la entrada. Es increíble cómo las
religiones encajan entre ellas, cómo se respetan y cómo se enseñan unas a otras.
De verdad pienso que cualquier niño de Tamil Nadu podría ser Pi Patel.
El sistema de castas, fuertemente
arraigado en la sociedad india, es para mí la nota discordante de este
escenario. El otro día en la escuela celebramos el día anticasticismo donde
hubo discursos y actividades por la causa. En uno de los talleres se pidió a
los niños que escribieran su nombre en una lista, y varios escribieron adjunto
el nombre de la casta a la que pertenecían. En fin, poco a poco.
Gracias Madreselva por guiarme hasta
este rinconcito del mundo y dejarme ser embaucada por sus habitantes: han hecho
que el sari me parezca el atuendo más elegante del mundo, y la trenza la forma
perfecta de recogerse el pelo.
Elena Sirvent voluntaria de Gestión de Proyectos en India
Mmmmm, leyéndote dan ganas de dejarlo todo e ir allí. Mucha suerte y mucho ánimo para lo que queda...
ResponderEliminarElena, buena escritura y literatura. Mucho sentimiento y emoción. Bonito relato. Un beso, guapísima de Marisa (Albacete)
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