lunes, 3 de marzo de 2014

DESPERTAR EL INDIO

Aterrizas en tu país de destino. Te han contado muchas cosas, has leído más aún. Toda esta información que recopilaste antes de tu viaje ha servido para satisfacer esa incertidumbre que te envuelve antes de partir. Pero es al salir del aeropuerto internacional en el que acabas de plantarte cuando empiezas a conocer tu nuevo hogar. En mi caso, el sur de India.
Las legañas y la falta de sueño te producen un aturdimiento que choca con la tensión de buscar entre los familiares de los pasajeros la mirada de la persona que viene a buscarte. Pasan los minutos, y cuando ya solo quedas tú, ves aparecer a dos Sisters a lo lejos que tranquilamente vienen paseando con un té en la mano. Te das cuenta de que el ritmo es otro y de que tienes que bajar tus revoluciones a marchas forzadas. Te hace un click en el cerebro y cuando las saludas ya tienes el reloj biológico a medio gas (puede que los 30 grados que acabas de echarte encima influyan…)

Hace un mes y medio de este día. No hay día tipo en Tamil Nadu. Un día estás en la obra definiendo el trazado de la zanja, al día siguiente participando en una clase de inglés con los niños de la escuela, una tarde vas a visitar a un grupo de apoyo a mujeres, o de pronto un día te ves con un sari puesto acompañando la procesión de una virgen fluorescente en un pueblo vecino.

Te das cuenta de que aunque el motivo que justifica tu viaje sea dar apoyo técnico y seguimiento a un proyecto de abastecimiento de agua potable,  al final acabas en cualquier tipo de situación, bien porque piensas que puedes resultar útil en ella, o, como en la mayor parte de los casos, porque hay alguien que quiere enseñarte o contarte algo.

Consiste en tratar de imitar lo que hacen las Sisters con las que vives, porque estando aquí te das cuenta de la suerte que tiene una población si las tiene cerca. Las Sisters son profesoras, cocineras, fontaneras, arquitectas, psicólogas,madres, lo hacen todo. Viven muy muy cerca de la gente, por lo que alojarte con ellas te da la posibilidad de conocer verdaderamente a todas esas personas que un día solo fueron un número de beneficiarios escrito en tu proyecto.
Ser la única expatriada a veces es duro por no poder compartir todo lo que te está pasando con alguien que de verdad entienda y valore lo que está significando, pero enseguida te das cuenta de que es la única manera de poder vivir esas experiencias de esta forma tan auténtica. Aun así, después de semanas sin ver una persona blanca, sin escuchar por las calles una lengua comprensible, sin reconocer si un plato pertenece al desayuno o a la cena, cualquier símbolo o guiño familiar es un regalo.

Un día paseando por una de las comunidades, vi casi en el límite de las viviendas y el campo, una capilla bastante desangelada. Entré, y cuando vi a San Sebastián, que reconocí por las saetas clavadas en su cuerpo, se me saltaron las lágrimas. Las huellas del cristianismo son las únicas señales que encuentras en este país que se reproducen de la misma forma que en tu mundo. Estoy sorprendida de lo universales que pueden llegar a ser. Nunca han escuchado el nombre de Cristiano Ronaldo, muchos no saben lo que es el fútbol!y sin embargo, hasta los niños hindús rezan el Padre Nuestro cada domingo si en su pueblo hay una iglesia.
Niños hindús rezando el Padre Nuestro, conventos que han eliminado de su menú todos los derivados de la vaca, y mezquitas con mandalas pintados en la entrada. Es increíble cómo las religiones encajan entre ellas, cómo se respetan y cómo se enseñan unas a otras. De verdad pienso que cualquier niño de Tamil Nadu podría ser Pi Patel.

El sistema de castas, fuertemente arraigado en la sociedad india, es para mí la nota discordante de este escenario. El otro día en la escuela celebramos el día anticasticismo donde hubo discursos y actividades por la causa. En uno de los talleres se pidió a los niños que escribieran su nombre en una lista, y varios escribieron adjunto el nombre de la casta a la que pertenecían. En fin, poco a poco.


Gracias Madreselva por guiarme hasta este rinconcito del mundo y dejarme ser embaucada por sus habitantes: han hecho que el sari me parezca el atuendo más elegante del mundo, y la trenza la forma perfecta de recogerse el pelo.


Elena Sirvent voluntaria de Gestión de Proyectos en India

2 comentarios:

  1. Mmmmm, leyéndote dan ganas de dejarlo todo e ir allí. Mucha suerte y mucho ánimo para lo que queda...

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  2. Elena, buena escritura y literatura. Mucho sentimiento y emoción. Bonito relato. Un beso, guapísima de Marisa (Albacete)

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