miércoles, 9 de enero de 2013

COLOMBIA EN EL CORAZÓN


Hace ya casi dos meses que volví de mi voluntariado en Colombia y mi cabeza sigue estando allí con bastante frecuencia. Debe ser porque mi corazón lo está de pleno. En concreto ,en la comunidad de Los Olivos, una zona muy marginal de Cúcuta, la capital del departamento de Norte de Santander, al noreste de este hermoso país, justo en la frontera con Venezuela. 
Allí, en el Oratorio Centro Juvenil y Comunitario don Bosco compartí dos inolvidables meses con una comunidad de más de dos mil personas que vive, en  condiciones de suma vulnerabilidad y pobreza, en  seis barrios de  “invasión”.  Y os preguntareis, ¿qué son los barrios de  invasión?. Pues algo que solo se da en unos pocos países, entre ellos Colombia.

Como sabéis, durante los últimos cincuenta años, los colombianos llevan padeciendo una situación de violencia continua. Los actores principales son las guerrillas de las FARC y  el ELN.  Están enfrentados, por un lado, con el Ejército colombiano y, por tanto, el Estado. Y por otro con los exparamilitares, ahora BACRIM, es decir Bandas criminales –grupos que en zonas en las que el Estado está ausente- se erigen en defensores de los ciudadanos para ,con la excusa de “protegerlos”,  tenerlos a su merced.
Las victimas de todos estos grupos y, en definitiva, del conflicto armado son los ciudadanos. Y de estos, sobre todo, los más pobres y vulnerables que son, en su mayoría, campesinos. 
Estas personas   han  tenido que abandonar sus  modestos  “ranchitos”, obligados , bien por los continuos enfrentamientos armados, que ,en muchos casos, han dejado  víctimas entre sus familiares; bien “invitados” por los grupos armados que no querían testigos; o bien forzados por  la guerrilla o las  bandas criminales que se quedan  con sus tierras y  plantan hoja de coca, el gran negocio de las FARC,ELN y las bacrim.
 Una vez  obligados a huir  de sus casas, siempre con una ollita y una cobija como  único equipaje, estas personas se instalan, como pueden,en barrios de invasión, como estos de Los Olivos.  Y ahí entra a trabajar nuestro gran protagonista: el Oratorio Centro Juvenil y Comunitario don Bosco.
Hoy, como se aprecia en la foto, es un edificio magnífico y hermoso. Pero, la idea se empezó a gestar, modestamente,  hace  apenas unos años, cuando unos cuantos padres salesianos de Cúcuta llegaron a Los Olivos a celebrar la Navidad con estas personas desplazadas. Regresaron, meses después, para construir una pequeña chocita y, gracias a la  tenacidad del padre Héctor Franco y la ayuda salesiana internacional, hoy, el Oratorio es un preciosos Centro  abierto a todas las personas de esta comunidad.
 El impulsor  y alma del proyecto es el padre Héctor Franco. Siempre atento a las necesidades sociales de la comunidad. Moviendo Roma con Santiago para que llegue la ayuda.
 La coordinación, el día a día, es obra de David Umaña, un joven de 23 años, estudiante de la mejor universidad de Bogotá, que un día decidió dejarlo todo e irse  a Los Olivos, para trabajar, como voluntario, con y para las personas  más vulnerables de su país. 
Haber tenido la oportunidad de colaborar y aprender diariamente  tanto y tanto  con David  es toda una suerte que, de pronto, se te presenta en la vida. 

Convivir, disfrutar y absorber todo lo que te enseñan los habitantes de los Olivos es la segunda lotería, que le puede tocar a un voluntario-a.

Así lo he vivido yo y también Adrián y Raquel, que estuvieron en los Olivos más de un mes.  E igualmente Cristina, nuestra responsable de Voluntariado y Proyectos de Madreselva, que viajo desde España para conocer el proyecto. Todos agradecidos, también al padre Juan José Zambrano, que tanto nos  ayudó. Y a voluntarios como Edwin Ariza, inteligente y divertido, que nos enseñó tanto sobre  la realidad colombiana.

Y ahora te preguntarás :¿Qué puede hacer un voluntario-a en Los Olivos?. Todo, nos decían el padre Héctor y David, por e-mail, cuando íbamos a viajar. Y lo comprobamos al llegar allí .

Así, hay atención a niños y jóvenes  en distintos talleres ya en marcha  como música o teatro, u otros que puede crear el propio voluntario/a.
 Apoyo académico a estudiantes : los colegios del Estado donde van los muchachos y muchachas son de muy poca calidad y estos  tienen muchas necesidades en todas las materias. 
Alfabetización a adultos : hay muchas personas que no saben leer ni escribir.
Manualidades: es muy interesante llevar talleres para que la comunidad aprenda actividades recreativas y también de utilidad práctica o lucrativa  en su vida diaria.
Talleres de autoestima, inteligencia emocional, empoderamiento de mujeres , masajes terapéuticos y un largo etcétera. 
Y por supuesto los juegos didácticos con niños, jóvenes y adultos. Aparte de esto, cada voluntario/a aporta su  conocimiento profesional y, también ,sus aficiones: informática, guitarra, música, deporte… .

 Todo es bienvenido  y de gran utilidad .La idea es que todas las actividades sirvan para capacitar a personas de la comunidad para que, una vez que se va el voluntario-a, el proceso de aprendizaje tenga continuidad. 

Cuando todavía en España tenía mis dudas sobre si viajar a Colombia, una amiga que vive allí me dijo :” ven, no te arrepentirás. Los colombianos son personas extraordinarias, valientes , que han sufrido mucho, pero que luchan ,construyen y salen adelante  en las circunstancias más difíciles”.
 Yo tengo que añadir, que, además , son  las personas más afectivas, cariñosas, alegres, generosas, cooperativas  y laboriosas que he conocido…
Por eso, están y estarán siempre en mi corazón.


Carmen Corredor. Voluntaria 2012

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