Etiopía
es la cuna del café, fue en los bosques de la región de Kaffa donde se encontró
de forma silvestre.
Una de las leyendas más populares habla de Kaldi, un pastor
y poeta que llevaba a pastar a sus cabras. Un día Kaldi notó que su rebaño no
estaba tranquilo y manso como solía estar, sino que se comportaba de forma
extraña y agitada. Kaldi descubrió que los animales se comportaban así porque
habían comido unas semillas rojas. Kaldi llevó algunos frutos y ramas de ese
arbusto a un monasterio y allí el Abad los hirvió y se desprendió un delicioso
aroma que hizó pensar en una bebida y así surgió el café.
El
café etíope se clasifica según su grano, las condiciones de cultivo y el
procesamiento (seco o húmedo). Anualmente Etiopía genera entre 200 y 250 mil
toneladas de café, de las que gran parte se exporta. Pero además, los etíopes
beben café con asiduidad y de forma ceremonial. Al menos una vez al día la
familia se reúne en torno a una jarra de café para estrechar los lazos
familiares. Por otra parte, la ceremonia o fiesta del café se hace como
bienvenida. Los etíopes limpian, tuestan, muelen y preparan el café para el
invitado que se espera que este en casa del anfitrión al menos dos horas antes.
Suelen acompañar el café de palomitas dulces y pan.
Tenemos abierto un proyecto de crowdfunding para apoyar la salud en Dilla (Etiopía). Más información en: http://www.colaboramas.org/index.php?option=com_comprofiler&task=pluginclass&plugin=cbgroupjive&action=groups&func=show&cat=4&grp=41
Elena Álvarez (Alumna en Prácticas)
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