Hola!! Soy Lola, tengo 18 años. Acabo
de empezar la carrera de Biología, aunque también estoy la haciendo de música y
la de ballet. Este año me apunté al curso
de voluntariado internacional y en Julio me voy a Villarrica (Paraguay).
Mucha gente me dice que soy muy pequeña, que todavía no puedo saber lo que
quiero. Pero siempre doy la misma explicación: tanto en mi familia como en el
colegio me han guiado, consciente o inconscientemente, hacia este camino. Voy a
dar datos concretos, y luego sacáis vuestras conclusiones.
Siempre he estado en colegios de
Salesianas, primero en "La Dehesa" y después en
"Villaamil", donde me enseñaban la fiesta, la alegría, la moral
cristiana, la responsabilidad... Todo ello reforzado por mi familia. Una de las
primeras oraciones que me enseñaron fue la siguiente:
"En mi corazón de niña guardo yo muchos deseos: el primero es que
seamos cada vez más buenos. El segundo, que la gente viva siempre en alegría, y
que estén todos contentos con el pan de cada día. Yo te pido por mis padres y
los padres de otros niños, para que nunca se enfaden y siempre están unidos.
Haz que no existan las guerras, ni tan si quiera en los libros. Y que en este
mundo en el que vivimos no se oiga llorar a un niño. Amén"
A mis 10 años, mi familia adoptó
a mi hermano pequeño, quien se encontraba en una casa de unas monjas, donde
vivía un montón de niños cuyos padres no podían hacerse cargo de ellos, por lo
menos durante un tiempo. Cuando fuimos a recogerle, vi a un niño muy serio (y
con cara de agobio y tristeza) hablando con unos señores. Me contaron que le
habían ido a visitar sus padres. Al principio no entendía por qué estar con tus
padres podía ser algo malo o incómodo. Poco a poco lo he ido comprendiendo y me
he dado cuenta de que no todo en esta vida es felicidad. En el colegio ya me lo
decían: "Hay que dar dinero a los pobres. Hay gente que se muere de hambre.
Hay niños que no son felices"... pero yo no le daba importancia. Fue aquél
día cuando entendí la oración que me enseñaron de pequeña, y sentí que algo
tenía que hacer.
El año pasado, cuando terminé la
selectividad, Sor Aurora me ayudó a contactar con Madreselva, y aquí estoy.
En julio me voy a un hogar de
niñas en Villarrica, una ciudad pequeña de Paraguay cerca de Asunción. Tampoco
me entretengo mucho en el proyecto, porque supongo que la mayoría lo conocerá. Viajo
con una compañera del grupo y ahora toca vacunarnos, preguntar dudas a otras
voluntarias que hayan ido otros años, presentarnos a la Sor de allá, algún que
otro papeleo... Suena un poco a agobio, pero todavía no estoy nerviosa.
Creo que voy a ser de ayuda, no
sé si de mucha, o de poca, pero algo aportaré. No tengo experiencia laboral ni
nada por el estilo, pero creo tener claro lo que quiero y debo hacer allá. Creo
que no hay edad para diferenciar entre una persona pequeña y otra madura, creo
que el estar preparado está ligado con el tiempo que uno se ha parado a pensar
en la vida y el mundo, en las injusticias y en los horrores, en la felicidad y
los amores... Cuando vuelva de la experiencia ya sabré si lo que creo es
cierto.
Lola Teja. Voluntaria 2013
Lola! estarás todavía por Paraguay! qué bonito artículo, no lo había leído. Yo me voy a Etiopía este jueves!
ResponderEliminarun besazo muy grande y disfruta mucho de la experiencia! ya compartiremos fotos y experiencias a la vuelta.
Bea