Mis primeros días en La India son…diferentes.
Hay cosas que al principio me sorprendían, como que coman con las manos. Lo
mezclan todo: la salsa, el arroz y lo que haya y… ¡para la boca! Es curioso ver
con la facilidad y la gracia que lo hacen, siempre limpios, manchándose sólo un
poco las manos. Otras que me hacen gracia, como ver a un mono corriendo por el
jardín de la casa o por mitad de la carretera y que a nadie le sorprenda, sólo
a mí. Otras que me entristecen, como ver las calles llenas de basura. Otras que
me hacen relamerme la boca, como los distintos y picantes sabores. Otras que me
enloquecen, como el ruido del claxon en todo momento. Otras que me hacen abrir
bien los ojos y los oídos, como los colores de las prendas de vestir de las
mujeres o la música y las danzas de las niñas, y otras que me sacan una
sonrisa, como cuando los niños vienen y me dice “Mum, how are you?”
He de decir que antes de venir aquí no tenía
mucho conocimiento de la sociedad india más que alguna que otra película, el
yoga, la religión Hindú (por encima), Bollywood (que resulta que es sólo un
tipo de cine indio, el hablado en hindú y que luego cada región tiene su propio
estilo de cine con la lengua de la zona), que hay una desigualdad bastante
grande entre los ricos y los pobres… Bueno y algunas anécdotas de amigos y
amigas que han viajado por aquí: “¡Es el
país del viajero!” me decían unos, “La
gente es muy simpática, ya lo verás” me decían otros “Es un país que sorprende” me decían todos. Y, de momento, todo esto
es verdad, bueno por lo menos lo último, porque a viajar empiezo en unos días.
Con muchas ganas de conocer todo lo que
pueda, aprender todo lo que me puedan enseñar e intentar aportar algo de lo
poco sé, pero por experiencias anteriores sé que al final me terminaré llevando
yo más de lo que deje.
Mis primeros días en La India son…diferentes.
Lucia López (Voluntaria de gestión de proyectos 2012)
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