jueves, 25 de octubre de 2012

Contrastes III. Castas colas des espera y estrés, mucho estrés



En esta ocasión, vamos a desmontar algunos de los estereotipos sobre los indios y su cultura, o al menos intentarlo. En cuanto a la tan predicada espiritualidad de los indios, se pueden ver representaciones religiosas de todo tipo por doquier como comentaba la semana pasada, aunque quizá hay que apartarse del mundanal ruido de las grandes ciudades como Bangalore para apreciarlo mejor porque desde luego en el caos de la vida metropolitana toda espiritualidad es pura casualidad. De hecho, destacaría de la idiosincrasia india la ansiedad por conseguir las cosas y el nerviosismo en la conducción, en los transportes, con respecto a la comida, algo que me ha resultado realmente sorprendente dada la fama de su paciencia y tranquilidad; mi experiencia contradice totalmente este estereotipo: espirituales sí, en el templo; pero nada de paz y calma en la vida cotidiana.

En el momento en que intentas subir a un tren cientos de personas ansiosas empiezan a empujarse para subirse a la vez, o sino los autobuses locales que son de lo más concurrido y donde el conductor apenas se detiene para dejarte subir.

Lo que yo he podido observar en estos meses de la idiosincrasia india es contradictorio a ojos de un occidental. Los indios se ofrecen a ayudarte hasta extremos insospechados: para que llegues a tu destino o para que encuentres lo que buscas. En una gran mayoría de los casos, quizá porque el sur no es tan turístico como el norte del país, lo hacen de forma altruista a pesar de las pintas inevitables de turista que acarreamos. No obstante, cuando se trata de subirse a un medio de transporte o conseguir algo, la cosa se puede poner muy tensa, en un templo he llegado a ver cómo pegaban a alguien con una caña de bambú por saltarse las colas y ¡hemos llegado a las famosas colas de espera indias! En una estación de tren nos se respetan en absoluto, pero sí en los cines y en los sitios turísticos, aunque siempre con un punto de desesperación en sus caras por lo largo de la espera. Conmigo en todo momento han sido muy respetuosos, pero quizá es porque al ser extranjera consideran que tengo un estatus social superior, y es que desde luego el clasismo y la jerarquización de la sociedad india es inmenso, se puede ver en el trato a las hermanas, en el trato proferido por los empleados públicos al resto de la población, ¡en absoluto parece que estén ofreciendo un servicio! Sino que están por encima de los demás y así con ejemplos continuos cada día de cómo, aunque las castas estén abolidas por ley, siguen siendo un lastre para la sociedad.

Esto se puede ver, sobre todo, en lo que se refiere al reparto de la riqueza y a la obtención de un puesto de trabajo, pertenecer a una casta baja, los conocidos como dalits e intocables supone no tener derechos en absoluto en comparación con las castas más altas. Por ejemplo, en un pueblo en el que estuve cerca de Dindigal en Tamil Nadur al sudeste del país, el poblado estaba divido por castas y solo les separaba una carretera, las castas más bajas no pueden tener perros machos par evitar que dejen embarazadas a las perras de las castas más altas que viven enfrente. Sin embargo, en algunos lugares la pobreza es tal que yo misma soy incapaz de reconocer quién pertenece a las castas bajas o tribales y quien a las castas medias.
Esta situación parece ir mejorando con el trabajo de organizaciones nacionales e internacionales, pero el Gobierno mantiene una postura ambigua. Como decía, las castas están prohibidas por ley, pero las personas tienen un carnet de identidad donde se especifica con claridad su casta por nacimiento y de la que no se puede salir de por vida.

Es necesario conocer bien la mentalidad india para trabajar con ellos, puesto que los indios consideran, sobre todo si se trata de hindúes, que su nacimiento les liga de por vida a una casta determinada y creen que poco pueden hacer para cambiarlo. Por ello, sugerir educación, mejoras en las condiciones de vida y apoyar para que estas personas alcancen la igualdad de oportunidades es el mejor trabajo que se puede en India, aunque de momento persista la discriminación.

Tatiana Villacieros

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